LAS PERLAS Y EL JABALI (FANFIC DE OUTLANDER)

26. BODA EN LEOCH pt. 7

-Tal vez al principio... -respondió Ellen, indecisa. –Estaremos huyendo durante bastante tiempo y no puedo quedarme embarazada hasta que tengamos un mínimo de estabilidad... -se sonrojó un poco. –Pero en cuanto tengamos un techo, por precario que sea, donde vivir, haré todo lo posible por hacerlo. Si me quedo embarazada, tanto mis hermanos, como Lovat tendrán que ceder y podremos casarnos. Pensamos solicitar la parte que tienen ambos clanes, en Lallybroch, como nuestra dote. Está lo suficientemente alejado de todos y podremos ser felices allí. Brian y Murtagh, llamarán a amigos y buscarán arrendatarios para labrar las tierras. Y el señorío tiene un título de nobleza propio. Seremos Lord y Lady Broch Tuarach. –expuso orgullosamente.

-¿Lord y Lady queeeé...? –su amiga parecía sorprendida y confundida por lo que acababa de decir.

-Lord y Lady Broch Tuarach. Es el nombre del señorío, porque hay un broch, una torre antigua, redonda, cuya puerta mira al norte. Ese es el significado del título: "Torre que mira al norte", aunque la gente de la zona, suele llamar a las tierras cercanas al broch, Lallybroch, que significa: "Torre Perezosa", porque está algo inclinada. Parece que se ha caído varias veces a lo largo de la historia, pero siempre se ha reconstruido. Brian planea construir una gran casa cerca del Broch, con el dinero de nuestras dotes, mas las tierras, podremos construir una bonita casa solariega para nosotros y nuestros hijos... -el rostro de Ellen, se volvió soñador. –Plantaré un rosal amarillo justo debajo de la ventana de nuestro dormitorio, ya tengo el esqueje en mi cuarto, escondido en un cajón. Nos esconderemos en la casa del sacerdote, que vendrá justo después de la fiesta...

-¿Y no os podeis casar esta misma noche? –replicó Mairi, juiciosa. –Vais a estar en la casa del cura, que mejor oportunidad para hacerlo...

Ellen negó con la cabeza. –No creo que el cura llegue en condiciones de celebrar una boda. –hizo un gesto con la mano, que indicaba que iba a beber mucho, su amiga se rió con complicidad. –Y no se si no tendremos que marcharnos esta misma noche o mañana al amanecer. Depende de lo que tarden mis hermanos en echarnos de menos... No creo que el sacerdote, mañana, con la resaca que tendrá, esté tampoco dispuesto a celebrar nuestra boda. Además. Me da lo mismo, en realidad. Voy a estar con Brian, voy a ser feliz con Brian... ¿Qué mas me da que me ponga un anillo frente a un sacerdote? -se miró la mano, sin querer, donde llevaba el anillo de Brian -Pariré a sus hijos y me da igual si mis hermanos están o no de acuerdo... En este momento, los mataría a los dos, como Dougal ha intentado hacer conmigo. Me voy, amiga. Me voy a ser feliz con el hombre al que amo, aunque sea debajo de un puente y cuando esté embarazada, volveremos o avisaremos a las partes implicadas, para que nos den; lo que por derecho, es nuestro. Porque, aunque sea un bastardo, Brian, como hijo reconocido de Lord Lovat, tiene derecho a una dote. Y nuestra dote conjunta va a ser el señorío de Broch Tuarach y nuestra casa se llamará Lallybroch, como las tierras sobre las que estará asentada. –terminó Ellen con lágrimas de alegría y orgullo en los ojos. Mairi se levantó de nuevo para darle otro apretado abrazo.

-¡Ay amiga mia, no sabes cuánto me alegro de que al menos una de nosotras vaya a ser feliz! –las lágrimas d Mairi asomaron a sus ojos, pero Ellen la alejó y las limpió con su pañuelo antes de que estropeasen su maquillaje.

-Tú también vas a ser feliz, Mairi. –se mordió el labio al pensar en Lovat. –Tal vez podáis iros del castillo de Beaufort a alguna otra propiedad. Huir de ese ser abyecto y advenedizo... Igual, con el tiempo, lo conseguís y sois felices en ese sitio... con vuestros hijos. –le puso una mano en el abdomen. –Todos vuestros hijos...

En ese momento llegó Bride, quien tocó discretamente a la puerta antes de entrar. Traía las viandas que había ordenado Mairi y tanto ella como Ellen se dedicaron a comer en silencio, ofreciéndole Ellen a la criada que comiera algo con ellas. La buena mujer se sonrojó hasta la raíz del pelo y declinó la oferta con educación, diciendo que comería en la fiesta. Después, entre las dos, terminaron de acicalar a la radiante novia.