Fue una extraña pareja de novios la que se presentó ante el beodo sacerdote, quien, sujeto disimuladamente por la espalda por Murtagh y Robena, que actuarían de padrinos, para que no cayese al suelo en el momento menos oportuno; sacó del sporran sujeto a su sotana, la misma estola sacramental que había utilizado horas antes para casar a la noble pareja del castillo. Esta no era menos noble, pero estaba algo mas desaliñada y ceñuda. El cerúleo y abotargado rostro del cura, cada vez se iba poniendo mas verdoso, mientras se bamboleaba ligeramente, a pesar de la mano de hierro de Murtagh y de la no menos, sorprendentemente, fuerte mano de Robena.
-¿Qué os parece, hijos míos, si me salto las partes menos importantes de la ceremonia y vamos al grano? –los novios asintieron sin mirarse. –Empecemos pues. Brrrrrrrrriiiiiiiaaaaaaaaaan... -leyó trabajosamente el nombre en el acta de matrimonio que Murtagh le había puesto en las manos, encima de la biblia que tenía entre ellas. -¿Brian? –el novio asintió. –Hijo, comienza tus votos, por favor...
Tras aclararse la garganta, el novio comenzó con solemnidad, sosteniendo las frías manos de la novia y mirándola a los ojos:
-"I Brian Augustus Andrew MacBride Fraser, take thee, Ellen Caitriona Sileas Grant MacKenzie to be my weedded wife, to have and to hold, from this day forth, for better of fot worse, in sickness and in health. Till dead us do parth"
("Yo Brian Augustus Andrew MacBride Fraser, te tomo a ti, Ellen Caitriona Sileas Grant MacKenzie como legítima esposa, para amarte y respetarte de hoy en adelante, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe")
Las rodillas de Ellen se aflojaron un poco, debido a los nervios y la emoción. No era para nada la pomposa, ostentosa, orgullosa ceremonia de heredera de los MacKenzie que siempre había imaginado, pero por fin se estaba casando con un hombre que había demostrado sobradas veces, estar a su altura, e incluso más. También se aclaró la garganta antes de repetir sus votos con un hilo de voz:
-"I Ellen Caitriona Sileas Grant MacKenzie, Take thee, Brian Augustus Andrew MacBride Fraser to be my weedded husband, to have and to hold, from this day forth, for better of fot worse, in sickness and in health. Till dead us do parth"
("Yo Ellen Caitriona Sileas Grant MacKenzie, te tomo a ti, Brian Augustus Andrew MacBride Fraser como legítimo esposo, para amarte y respetarte de hoy en adelante, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe")
Por señas, el sacerdote pidió el anillo y Brian sacó de su sporran un anillo de bodas de plata, bellamente trabajado en un entrelazado de cardos. –Era de mi madre. –susurró antes de entregárselo al cada vez verdoso cura, un tono mas y parecería una rana. –se casó en Beaufort, antes de partir hacia Irlanda. –Ellen asintió con la cabeza al tiempo que adelantaba su mano izquierda, para recibir su anillo de bodas, que el padre había bendecido con un hilo de voz. Con una sonrisa tan brillante como un día de verano, Brian, lo deslizó en su dedo. Milagrosamente, le estaba perfectamente bien. Ella no pudo evitar devolverle la sonrisa a pesar de que aún seguía un poco enfadada con él. Apenas escucharon las últimas bendiciones del sacerdote, pero aún quedaba una parte importante y pagana de la ceremonia. Ambos adelantaron sus muñecas y Murtagh, que se había desanudado su propio pañuelo, sacó su daga, mirando con el rabillo del ojo al bamboleante y enfermo sacerdote, que había quedado en manos de Robena. Hizo un rápido tajo, diestro y superficial en las muñecas de los novios, juntó sus brazos formando la señal del infinito y tras dar unas vueltas sobre los brazos de ambos con su pañuelo, lo ató y volvió rápidamente a sujetar al cura. Sin perder un segundo, ambos recitaron los votos gaélicos a la vez:
-"Tha thu fuil de mo fuil agus cnàimh mo chnàimh.
Bidh mi a 'toirt mo chorp dhut gus am faod an dithis againn a bhith.
Tha mi a 'toirt mo spiorad dhut gus am bi ar beatha seachad.
Chan urrainn dhut mi fhèin a shealbhachadh, oir buinidh mi leam fhìn
Ach ged a tha an dithis againn ag iarraidh, bheir mi dhut na tha mi a 'toirt seachad.
Chan urrainn dhut mo chur a-mach, oir is e duine saor a th 'ann
Ach bidh mi gad chuideachadh ann an nì sam bith a dh 'fheumas tu agus bidh mil nas binne às mo làimh."
("Eres sangre de mi sangre y hueso de mi hueso.
Te doy mi cuerpo para que los dos seamos uno solo.
Te doy mi espíritu para que nuestra vida esté completa.
No puedes poseerme, pues me pertenezco a mí mismo
Pero mientras los dos queramos, te daré lo que es mío para dar.
No puedes mandarme, pues soy una persona libre
Pero te serviré en lo que necesites y la miel será más dulce de mi mano.")
Al sacerdote apenas le dio tiempo a recitar: -"Ego conyugum, in Nomine Patris et Filii et Spiritu Sancti" ("Yo os declaro, marido y mujer")... -aspiró con fuerza, antes de decir. -¡Puedes besar a la novia! –y salir disparado hacia la pileta donde su sirvienta lavaba sus platos y hacía su colada en invierno y vomitar ruidosamente. Ante lo inesperado del gesto, la timidez se adueñó de Brian, quien se inclinó para dar un casto beso en la frente de su ya, esposa. Cuando se irguió para mirarla, el estómago se le tensó, esperando otro bofetón, mientras el sacerdote buscaba agua para beber, después de haber vaciado el estómago.
-¡Oh, por el Amor de Dios! –Ellen puso los ojos en blanco, antes de volverse a un atribulado sacerdote y susurrar un "lo siento, padre", que el hombre ni siquiera escuchó -¡Basta ya de caballerosidad estúpida y de traumas, más estúpidos aún!¡Tú no eres tu padre y no lo serás nunca!¡Así que dame un beso de bodas como debe ser!¡Soy tu esposa, ante Dios y ante los hombres!¿Acaso no lo ves? –y tirando de las solapas de su levita de terciopelo, hacia ella, le dio el primer beso en los labios a su ya, para siempre, marido. Fue un beso forzado al principio, pero poco a poco Brian se relajó y abrió un poco la boca, con lo cual, ella, que había soltado las solapas, se aferró a su cuello, disfrutando del placer de juguetear con sus negros rizos, mientras, tentativamente, exploraba la boca masculina. Las manos de él se enlazaron en su cintura, para, mientras el beso se iba profundizando y las lenguas de los dos se enroscaban como fieras serpientes, irse deslizando por su vestido hasta quedar firmemente ancladas en su trasero. Cuando terminaron el beso, enrojecidos y jadeantes, ambos se sonrieron y se abrazaron, haciendo volar el novio a la novia en sus brazos, mientras los padrinos reían y el cura pensaba que lo mas seguro, fuera que dentro de nueve meses, tuviese que celebrar mas de un bautizo en el castillo de Leoch; antes de caer inconsciente por la borrachera en un rincón.
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LAS PERLAS Y EL JABALI (FANFIC DE OUTLANDER)
FanfictionEllen Mackenzie y Brian Fraser jamás podrían enamorarse, pero un hecho terrorífico y fortuito los lleva a fugarse juntos del castillo Leoch, forzar su boda, consumarla y hacer nacer un amor que duraría todo el tiempo que Ellen habitara en esta Tierr...