Capítulo 10 No se ilumina la mirada

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De camino a casa con un aproximado de 20 bolsas, voy sentada en el bus, saco mi celular del bolso y veo que tengo 8 WhatsApp y 10 llamadas de Carmen, debe de estar preocupada porque no he llegado, los ignoro, ella sabe que si voy a ir, es solo por ella pero se merece sufrir un poco... aunque no niego que tengo un algo de curiosidad en ¿cómo nos irá esta noche a Dany y a mí? También tengo otros mensajes del grupo de las muchachas de la U, van a salir esta noche a bailar a la playa; tengo otros mensajes además de los del Facebook. En conclusión borro las notificaciones de la barra de herramientas del teléfono y me coloco los audífonos para escuchar música, comienza a sonar: "amarte duro" de Víctor Manuelle y Bad Bonny, también saco de mi bolso mi libro y comienzo a leer con la música de fondo, no quiero pensar todas las cosas que podrían pasar esta noche. ¿Y si resulta que él sí es el hombre de mi vida, como siempre me lo ha dicho? No pensar, no pensar (me repito una y otra vez)

Me bajo del bus y camino hasta la casa, siento que llevo mil bolsas, juro mentalmente que no voy a volver a comprar tantas cosas, decido pasar primero por casa de Aracelis para decirle a Carmen que ya llegue (es increíble, nunca vas a conseguir a Carmen en su casa al menos que sea hora de dormir, del resto, siempre está en casa de Aracelis), abro la puerta principal y están las puertas de la casa de Carmen y Aracelis abiertas, es raro. Me asomo en la puerta de Aracelis y veo Aracelis sentada en una de las sillas del comedor y a Carmen dando vueltas, hablando por teléfono.

-¡Adonde estabas metida mujer!- exclama al verme.

-Ps...- digo tratando de levantar las bolsas.

-No importa, rápido, sube a cambiarte, tienes apenas 1 hora antes de que lleguen a buscarnos.

Veo a Aracelis y me hace señas de que esta obstinada, vuelvo a mirar a Carmen y blanqueo los ojos.

-Voy, voy- digo y me dispongo a subir las escaleras con mis brazos acalambrados ya, por las bolsas. Llego a mi casa, enciendo las luces y la tv, aun siento la soledad que deja la ausencia de mi hija, parpadeo y espabilo, miro mi reloj y ya se han descontado 10 minutos de la hora que me dio Carmen. Coloco a fuego medio un par de arepas rápidas y mientras que guardo en la nevera los artículos que se pueden dañar sin refrigeración dejo sin guardar el resto, le doy una vuelta a las arepas y corro al baño para darme una ducha súper rápida. Cuando salgo las arepas están lista, las abro y le hecho mucha mantequilla y le tiro adentro una rebanada de jamón y queso amarillo, para cada una, las cierro y otra vez corro envuelta en mi paño y con el plato en mis manos, a mi cuarto. No quiero ver la hora, ya sé que es tarde.

Abro mi closet veo mi ropa y no sé qué ponerme ¿que ponerme? Hummm ¡ya se! me voy a poner una blusa de encaje con un hombro descubierto fucsia, jean negros y mis zapatos deportivos, mientas me visto le voy dando mordiscos a mis arepas. Me veo en el espejo y me parece apropiado para salir... suena mi teléfono, que está sobre la cama, miro y es Carmen, dirijo mi mira a la parte del teléfono donde se ve la hora y son las 9y05, quiere decir que ya están aquí, Dios, Dios, y aun me falta los accesorios, maquillarme y peinarme.

Me introduzco en el armario, me coloco mi reloj, no me coloco ni anillos y collar. Me dejo mi anillo de graduación y mi gargantilla de oro que siempre tengo puesta. Decido solo colocarme polvo, rubor, retocarme las cejas, rímel y mi pintura de labios rojo, mientras que mi teléfono suena y suena. Corro, guardo en la nevera media arepa que me quedo, apago todo y cuando estoy en la puerta lista para salir... gracias al espejo que está al lado de ella, me doy cuenta de que no me peine, ni modo, me suelto el cabello y lo peino con mis dedos, haciendo una raya de lado en él y dejando mi flequillo. Mi teléfono que está en mi bolsillo vuelve a sonar, abro la puerta y llega Carmen de pronto.

Sala de EsperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora