Capítulo 30 Yo quiero, que tú prefieras estar conmigo

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Me levantan unos besos bajando por mi espalda. Me despierto y me tenso antes la sensación ¿sera un sueno o una pesadilla? giro mi cabeza para ver a mi Alejandro rodar por ella.

-Ale- pregunto con miedo.

-¿Si?- dice levantando su rostro, me da una de sus grandes sonrisas. Yo también sonrío.

-Buenos días mor- le digo.

-Buenos días princesa- dice aun ocupado en lo que hace- ¿Cómo amaneces?

Me estiro y al mover mis piernas el dolor me invade y sale sin querer un quejido.

-¡Au! -digo entre sonrisa- bien, muy bien.

-¿Si? qué bueno- me dice entre carcajadas- nada te duele ¿ni un poco?- dice besando mi rostro y él está sobre mí.

-Un poco, pero es soportable- digo sonrojándome al recordar todo lo que hicimos anoche, Dios mío ¿Cómo llegamos aquí? Después de tantos intentos... Me besa.

-Quiero volver hacerte el amor- dice besando mi cuello. Y eso mueve las fibras dentro de mi cuerpo. Levanto mi mano y acaricio su cabello- quiero volver hacerte mía.

-Pero si ya lo soy desde el primer día que te vi- le digo ya con mi corazón acelerado.

-Desde el primer día- dice riendo- entonces hemos perdido muchos tiempo... Yo también lo sentí desde ese día pero nunca me diste una señal- dice besando mi hombro.

-¿Señal? ¿De qué? ¿Qué me gustabas?- digo sonrojada tanto por lo que digo como por Alejandro, el hace que todo dentro de mi ser se mueva- no, que me iba a imaginar yo que un hombre con fama de haber tenido tantas mujeres... se iba fijar en mí.

-¿Como que no? ¿Por qué no?- me pregunta y yo no le respondo- si eres perfecta, eres bellísima, dulce, amable, organizada, inteligente... tantas cosas pero lo mejor es... que eres mi mujer- esas palabras se oyen tan bien en su boca- desde que te vi por primera vez dije que tenías que ser mía, pero yo te lanzaba indirectas y tú las ignorabas, hasta el día que estábamos en el consultorio con Andreina y la gerente, dijiste "es mío" no sabía a quién te referirías si al maní o a mí pero en ese momento desee que te refirieras así de mí y dije que tenía que arriesgarme a demostrar mucho más mi interés por ti. Esa mañana que llegaste al cuarto no pude desperdicia la primera oportunidad que tuvimos en estar solos, sin nadie esperando afuera y... ¡wow! de verdad que no me arrepiento.

-Yo tampoco sabía a quién me refería ese día ¿sabes?- confieso y el me ve con cara de incógnita- es que vi la familiaridad con la que te hablaba Andreina y con esa confianza... quería comerse los maníes porque eran tuyos... sonaba como que tú y ella tenían historia junto... me dio... celos... y yo, bueno, no me aguante y le dije eso- digo si más y se ríe mientras que me muerde.

-Yo sabía que te referías a mí- dice con su cara triunfal. Agarro una almohada y se la lanzo y le pongo mala cara- ¿qué más quieres que te diga si yo sabía que en el fondo te sentías atraída por mí?- me pregunta.

-¿Y tú y Andreina han tenido alguna relación?- le pregunto muriendo por dentro.

- Somos amigos aparte de compañeros de trabajos, ella era mí paciente antes de que trabajara en el hospital- haaa ok, con razón tanta confianza hacia el- y no vayas a empezar con lo de el prontuario que tengo por las enfermeras con las que he tenido algo... eso no debería de importarte. Estoy contigo y eso es todo lo que importa- dice mientras acaricia mi pierna y las abre, me estremezco ante el dolor que hay en mis músculos.

Sala de EsperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora