Capítulo 11 Mal tercio

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Estoy de pie en la cima de una escalera, escucho un ruido extraño, corre por el pasillo que divide el frente de mi casa y la casa del frente, camino un poco así el ruido para ver que lo provoca y lo que produce el ruido cruza una esquina al final del pasillo y es una bola de brazo y piernas, esta se encamina en mi dirección, giro y corro hacia las escaleras y cuando llego a estas corro a través de ella, bajo escalones, unos tras otros y siento que cada escalón alarga más la escalera. Miro atrás y la bola comienza a bajar con gran rapidez y me va alcanzar, grito y cierro mis ojos con fuerza, me sujeta por los hombros y me sacude, me hace caer y me preparo para recibir el impacto, cuando abro los ojos y veo a Carmen sujetándome por los hombros para despertarme, me zafo de su agarre y me acaricio la cabeza, me duele mucho.

-¿Está bien? me preocupaste mucho ¿tenías otra pesadilla?- me pregunta Carmen.

-Sí, discúlpame. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?- le pregunto.

-Bien, chévere como siempre, aunque me acuerdo de muy poco después de que llegamos...- me dice pensativa, me imagino que trata de recordar.

-No hiciste nada malo, por si te preocupa- digo.

-Hummm- dice con cara de decepción. Me río y me duele más la cabeza.

-¿Te pego el trago?- me pregunta Carmen.

-No, me dolía la cabeza desde ayer en la tarde, creo que esta va hacer mi semana con migraña, sabes que cuando me dan esas crisis, mínimo me duele por 7 días.

-Sí, es verdad, tienes que verte eso con un médico, no es normal- me dice.

-Sí, si en lo que tenga oportunidad- digo para que me deje en paz, en mi adolescencia me vi con muchos médico y me hicieron muchos exámenes, en los exámenes no encontraron nada y ningún médico logro eliminarlas.

-Vamos, voy hacer café- me dice Carmen- y ha pensar en si te perdono por no a haberme dejado hacer locuras anoche- me dice haciéndose la ofendida.

-Me lo agradecerás- digo mientras la sigo afuera de la habitación.

Preparamos café y desayuno mientras que se levanta Luis y va al baño, Luis sale de él y nos sentamos en la mesa, comemos mientras nos recordamos lo que hicimos anoche y nos reímos. Nadie menciona lo de la terapia de shock ni lo de intento de desnudos ¿será que no se acuerdan? Terminamos de comer y no nombramos a Dani para nada, me imagino que no lo hicieron por mí y sobre todo si Luis se acuerda de que me vio llorando, ojala que no.

Decido irme, ya está bueno de ser el mal tercio de estos dos, ya Carmen esta consiente y sabe lo que hace o no, me despido y me voy a casa de Aracelis para saludarla antes de irme a dormir. Me tomo otro café pero con Aracelis mientras hablo con mi hija por WhatsApp y le cuento a Aracelis más o menos lo que pasó anoche con Dani. Concluimos que Dani es un desgraciado y que debió ser un caballero hasta el final pero muy en el fondo lo entiendo.

La hija Carmen se me acerca y me pregunta por su madre (claro es lógico, ella salió conmigo a noche y lo más razonable es que yo llegara con ella) le digo que yo me adelante a llegar por qué me duele la cabeza y me siento mal (en realidad si me duele la cabeza, y lo peor es que apenas está iniciando la semana que me falta pasar con el dolor). Salgo de la casa de Aracelis y me dirijo a mi casa, cierro la puerta de mi casa, me quito la ropa en el baño y me doy una ducha rápida para quitarme todos los olores que agarre en mis cabellos y piel en la disco, me baño, recojo mi ropa y deposito en la cesta de ropa sucia, me coloco mi pijama, una bata de seda, enciendo la tv y me acuesto a dormir de nuevo.

Sala de EsperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora