Prólogo

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Buenas tardes..

Este es un nuevo proyecto que estoy pensando hacer, en realidad, es lo único que llevo escrito ya que las ideas van y vienen, pero espero que con su presión (si es que les gusta) pueda continuarla, eso sí, estaría programada para cuando termine la edición de LGDLE, mientras tanto los invito a darle un vistazo del inicio.

Disclaimer: HTYYD no me pertenece es por mero fin de diversión.

Que lo disfruten.

Summary: En una sociedad oculta y dominada por la magia, un par de jóvenes rivales se verán envueltos en un hechizo del que no se podrán librar tan fácilmente. ¿Cómo deshacerse de un hechizo donde la sangre de ambos está involucrada?

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Prologo.

El fastidioso ruido de un despertador retumbaba sin cesar en una amplia habitación. Brincaba sin parar, amenazando con caerse de la mesita de la noche donde reposaba. La única manera de parar aquel ruido era que una de las dos personas que yacían acostadas en una cama matrimonial la apagara o, en todo caso que el aparato se cayera y se le salieran las baterías o, finalmente que a los dos minutos se rindiera y dejara de sonar.

Lo primero que pasó fue que el insistente reloj no dejó de saltar hasta que se cayó de la mesa, haciéndose trizas y perdiendo a la vez su batería, en ese momento los ocupantes de la cama despertaron.

Ojos azules y verdes se encontraron.

Una mujer y un hombre, ambos desnudos y a medio cubrir en la cama, sus ropas yacían esparcidas por toda la habitación, símbolo de una noche desenfrenada de pasión.

El varón barbón de alrededor de unos 32 años parpadeó pausadamente un par de veces sin quitar su mirada de la mujer rubia que lo observaba de la misma forma.

"¿Qué hacía ella en su cama?"

"¿Qué hacía él en su cama"

Se preguntaron ambos confundidos, hasta que en un parpadeo reconsideraron sus propias preguntas y las reformularon.

"¿Qué hacía su enemiga en su cama?"

"¿Qué hacía su enemigo en su cama?"

La mirada de ambos se afiló al reconsiderar ahora en la posición en la que estaban.

—¡Maldito! —se salió ella de la cama dando una rodada y llevándose la sabana entre su cuerpo. — ¿Qué me has hecho? ¡Haddock! —gritoneó enrojecida por la ira y la vergüenza.

—¡¿Qué?! Tú más bien ¿a dónde me trajiste, Hofferson?! —rodó el castaño del otro extremo enrollándose la colcha alrededor de la cintura.

—Ay Haddock, te va a pesar lo que sea que me hayas hecho...—amenazó la nombrada Hofferson empezándose a iluminar en un extraño fulgor color azul.

— Niña tonta... ya quisieras. Lo que sea que TÚ me hayas hecho lo pagarás con tu vida. —amenazó Haddock rodeándose en un fulgor rojo. —¡INFERNO! —convocó a una espada de fuego

—¡SKY! —llamó ella a un hacha protegida por la luz.

El infierno y el cielo en sus manos, sólo así sus familiares describían el talento de aquellos jóvenes hechiceros, rivales de familias, negocios y en la vida, que después de la humillación que estaban pasando ya no se contendrían.

Aferrados a su única vestimenta, con un grito de batalla blandieron sus armas con el único objetivo de matar al que tenían al frente, cuando de repente...

—¿Mamá?

—¿Papá?

¿Qué había sido eso? Se detuvieron los dos rivales al escuchar las voces de dos aparentes infantes. ¿Acaso estaban en la casa de un desconocido? Reconsideraron al ver la habitación extraña alrededor de ellos.

Pero eso no era todo, la puerta amenazaba con abrirse, parecía que los que estaban del otro lado de la puerta no alcanzaban la perilla, pero se estaban esforzando por alcanzarla.

Los rivales, lo primero que pensaron fue que debían de huir, pues entre sus dotes no se encontraba la habilidad de desaparecer, ni mucho menos evadir a las autoridades, en especial si eran hechiceros.

Cada uno se agachó por los extremos de la cama y tomó del suelo las prendas que estaban regadas y que desconocían se hubieran puesto ese día.

Él, con sólo unos boxers que encontró en el piso y una camisa verde de botones, buscó desesperadamente su prótesis, pues no tenía parte de la pierna izquierda; mientras que ella, muy apenas logró encontrar unos calzoncillos que dudaba seriamente que le perteneciera, así como una playera blanca que aparentemente era de él, y que a falta de las opciones tuvo que ponerse sin lograr encontrar un sostén, igualmente se enrollaría en la sabana y saltaría por la ventana antes de que su rival lo hiciera.

—¡Quítate de mi camino, estúpido! —empujó Hofferson a Haddock quien desesperado buscaba su protésico de pierna.

Haddock furioso, tomó la sabana que ella llevaba y de un estirón la hizo caer al piso para hacerle saber su sentir.

—¡Eres un idiota! —se lanzaría Hofferson sobre él, cuando de repente la puerta se abrió.

—¿Mamá? ¿Papá?

Era una niña pequeña de cabello castaño, y detrás de ella un pequeño niño rubio que se asomaba tímidamente.

—¿Ya vamos a desayunar, mami? —preguntó el pequeño.

—¿Por qué estás en el suelo papi? —preguntó la niña confundida.

¿Esos niños se dirigían a ellos? Fue lo que se preguntaron los adultos espantados, mientras más preguntas se hacían en su cabeza.

¿Quiénes eran esos niños? ¿Y por qué demonios parecían ser una mezcla de ellos?

Continuará.

Es lo único que llevo escrito, espero que les haya gustado. Saludos

Publicado: 05 de mayo de 2019

La maldición que nos une (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora