El colmo de la paciencia pt 3

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Capítulo anterior

—Pero...—se afligió la hechicera divisando a los niños que, ignorantes de lo que pasaba, seguían jugando con los juegos. —Ni Stormfly, ni Toothless o Alúmini saben conducir, además volverán a sus formas originales en unas horas.

Hiccup tronó los dientes al considerarlo, mas no quería arriesgarse a regresarlos a la casa y sufrir un ataque a medio camino, luego consideró que los llevara un auto de alquiler (taxi), aunque, lo descartó de inmediato al recordar que se había quedado sin dinero.

Sin embargo, luego de divisar a la gente que podría correr riesgo si no se movían de lugar, una pareja en particular le dio una buena idea.

—Haddock... ¿qué estás tramando? —preguntó Astrid cuando vio que este esbozó una sonrisita.

—No te preocupes Hofferson, ya sé quién los puede llevar. —respondió Hiccup mirando a la pareja de detectives.

Capítulo 15.

El colmo de la paciencia pt 3.

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—¿Te refieres a...? —preguntó Astrid viendo hacia el mismo punto que su aliado. —Pero...

—Tú sólo ven y sígueme la corriente. —la tomó Hiccup del brazo para estirarla hacia donde el detective y su esposa cenaban amenamente.

Conforme se acercaban, Hiccup cambió de posición, dejó de sujetar a Astrid por el brazo y sostuvo su mano.

—Oye ¿Qué crees que haces? —gruñó Astrid entre dientes.

—Que me sigas la corriente, ¿qué no entiendes? —respondió su compañero de la misma manera, y esbozando una fingida sonrisa, se detuvo frente al matrimonio de policías.

En ese momento, Astrid tuvo que entrar en su papel como esposa; sin embargo, en su mano se estaba concentrando una gran cantidad de egni en forma de corriente eléctrica, y pronto comenzó a expulsar pequeñas descargas que petrificaron la mano del sonriente y nervioso Hiccup.

—¡Dagur! —saludó eufórico Hiccup, soltándose rápidamente de Astrid.

—¡Hermano! —saludó el policía con el mismo entusiasmo, aunque, luego su semblante cambió a uno de seriedad. —¿Pasa algo?

—Ah bueno... es que...

—¿Qué? —incitó la confundida Mala a que continuará.

—Bueno, es que, verán, uno de los proveedores de... "mi esposa". —pronunció con dificultad y un tic en el ojo. —Murió.

—Oh... siento escuchar eso. —dijo Mala poniendo ahora su atención en Astrid.

Esta más que afligida o cualquier cosa parecida, más bien parecía estar confundida; sin embargo, al notar que Mala la observaba cambió su semblante y asintió con angustia.

—Era un buen "proveedor". —dijo con falsa lamentación.

—Sí, y justo hace unos momentos su familia nos acaba de llamar. —continuó Hiccup.

—¿Cómo? Si ustedes no tienen teléfonos móviles. —indagó Dagur viendo todo aquello muy extraño.

Hiccup tragó saliva, esa parte de su plan no la había considerado.

—Ah... bueno...

—¿O acaso si tienes y no me lo quieres pasar? —siguió incriminándolo Dagur con la mirada.

La maldición que nos une (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora