Padres primerizos Pt 2

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Capítulo anterior...

—¡Oigan! ¡La escuela! —apuró Zephyr.

—¡Muévanse! — ordenó Astrid con su típico humor.

Los varones para no tener que lidiar con el mal carácter de Hofferson y de la "mini Astrid", se apresuraron a irse. Toothless tomó la mano de Zephyr, así como unas llaves que estaban colgadas a un lado de la puerta principal y guio a Hiccup hacia la cochera, donde aguardaba el auto de la familia.

Cuando abrieron entre ambos la puerta, el hechicero quedó abierto con lo que había adentro.

—Toothless... ¿qué es esto? —apuntó con repulsión al auto.

—Tu camioneta. —respondió este. —Lo más innovador para la seguridad de la familia. —agregó con una risita nerviosa.

Capítulo 9.

Padres Primerizos Pt 2

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—Esto no es un auto, es una... una...

—Mamá móvil. —terminó Zephyr por Hiccup.

—¡Exacto! ¡Exactamente eso! ¿Aquí también les dicen así? —preguntó curioso.

—No sé a qué te refieres, pero ¿Puedes llevarme ya? —refunfuñó la pequeña desesperada

—Ushh... que molesta eres.

—Calma Hiccup, es sólo una niña. ¡Anda Zephyr sube! —animó Toothless.

La niña fastidiada con todo el asunto sólo rodó los ojos y obedeció a su falso tío.

—Anda Hiccup... tu turno.

El adulto aun asqueado, tuvo que obedecer; no le agradaba para nada el vehículo que tenía su otro yo en ese mundo, cuando él más que nada estaba acostumbrado a modelos más "deportivos" y "veloces".

—Bien, todos abróchense cinturones. —indicó Toothless tomando su lugar del lado de copiloto.

Zephir obedeció y se colocó en la parte central del asiento trasero y se acomodó su cinturón, mientras que para Hiccup fue confuso, ya que era muy distinto a como los tenían en el mundo oculto, que generalmente eran de cuatro puntos que se ajustaban al tórax con fuerza.

—A ver Hiccup, va así. —le ayudó su guía a colocarlo.

—¿No falta más? ¿Y se supone que esto es seguro?

—No, aquí son así... y como quiera, esta cosa no es muy rápida.

—Eso es obvio. —bufó este cansando. —Y bien ahora qué... ¿dónde está el botón de encendido?

—¿Botón? Se prende con llaves. —se las mostró Toothless.

—Eso antiguo.

—Eso creo, o más bien tu auto es el que es un modelo viejo.

—Claro... por qué no lo adiviné. —gruñó Hiccup tronando los dientes.

Tomó las llaves que su guía le dio y encendió el auto con cuidado; afuera del garaje; la curiosa Astrid se asomó para ver cómo iba la situación y no pudo evitar reírse de su enemigo, ya que conociéndolo casi de toda la vida siempre lo había visto presumir otra clase de autos.

Verla burlarse de él, hizo al hechicero enrojecer y la atropelló imaginariamente en su mente, aunque en la realidad ni siquiera supo cómo poner el auto en marcha.

La maldición que nos une (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora