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22 de agosto.

La actitud de bakugo me dejó preocupada, se que él intentaba ocultarlo de mi pero era imposible no darme cuenta que estaba mal.

A veces solía hablar con melancolía o tristeza, tal vez la misión no había salido como planeron o izuku se encontraba grave. También sus comentarios groseros, hirientes, sinceros e imprudentes habían bajado de intensidad, simplemente ya no era el mismo.

Y se preguntarán cómo es que en apenas un día, en una llamada telefónica eh podido darme cuenta de esto.

Es debido a que lo conozco.

Sacudiendo un poco mi cabeza, vi cuántas personas estaban en la fila para comprar boletos hacía Kyoto, estaba decidida a ir donde Bakugo y apoyarlo en todo.

Iría hasta el fin del mundo por el.

Entre mis memorias recordé cuando se me declaro.

—¡M-Me gustas estupida! ¡¿Acaso es posible que no te dieras cuenta tonta distraída?!—recordé sentir mis mejillas arder en fuego puro, sin saber si estaba ofendida o nerviosa.

Simplemente atiné a dar una reverencia.—¡L-Lo siento, no creo poder corresponder tus sentimientos bakugo-kun!—después iba a escapar pero bakugo me tomo del hombro y mirándome decidido.

—¡haré que te enamores de mi, así que hasta entonces voy a estar vigilándote! ¡¿Crees poder rechazarme?! ¡Soy bakugo katsuki y vas a ser mía Perra distraída!—debido a la bola de insultos y griterío le tome de los cabellos y estrelle mi puño con su rostro.

—¿es acaso una broma? ¡Deja de llamarme perra distraída bomba atómica!—el chico me tomó del brazo y caí junto a el, yo encima de su pecho y bakugo con la espalda en el suelo junto a una sonrisita de total satisfacción.

—maldita zorra provocativa ¿acaso quieres calentarme?—entonces me di cuenta que mis piernas se encontraban arriba de s-su...

—¡Cerdo idiota!—y le di un puñetazo que lo dejó inconsciente.

Aunque al final me sentí mal y esperé a que despertara.

Y pensar que aún huyendo tanto del chico, termine perdidamente enamorada de él, de su extraña forma al lavarse los dientes, de su cabello alborotado, del cómo sonreía con satisfacción cada que ganaba una batalla, o del como su rostro se tornaba serio cuando un chico se me acercaba.

Era tan emocionante, vivir una vida junto a él era como estar en una montaña rusa, había altos y bajos, al principio daba miedo intentarlo y después solo quería seguir ahí, con la sensación de no querer bajar de ahí nunca.

—gracias por su compra—por fin tenía el boleto en manos, iría hacia Kyoto y vería a mi amado Bakugo.

Mi futuro esposo.

Dime amado mío ¿qué sorpresa me tienes?

𝙖𝙣𝙨𝙬𝙚𝙧 𝙩𝙝𝙚 𝙥𝙝𝙤𝙣𝙚 ⇝💥Bakugo Katsuki 💥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora