Capítulo 81

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La mujer y uno de los hombres se acercaron a mi y tratan de llevarme con ellos pero me resisto.

-No me toquen. - hago hacia atrás mis hombros para soltarme.

-Por favor señorita Rogers, podemos llevarla a la fuerza si es necesario.

-Ese no es mi apellido.

-Vámonos.

Me vuelven a tomar de los brazos, no muy fuerte de hecho. Pero está claro que no se irán de aquí sin mí.

Comienzan a caminar y por ende yo con ellos. Mejor dicho me arrastran con ellos.

-¡Papá! ¡Suéltenme!

-Hija... Les dije que no... - papá parece querer ir a golpear a las personas ya que se precipitó bruscamente a querer hacerlo.

-Don... Don... - Leila trata de calmarlo y parece funcionar - déjalos. Iremos con ellos. Por favor cálmate.

-Pero Leila. Se están llevando a mi hija.

Ella tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de él.

-Lo vamos a solucionar... Solo tranquilízate.

-¡Papá!...

-Tranquila mi amor... Iré por tí ¿Está bien?

-Pero papá...

-Te lo prometo.

Solo asiento con la cabeza y me dejo llevar con ellos. Inhalo y exhalo profundamente ya que así puedo controlar la rabia que siento ahora. A regañadientes subo a una camioneta que estaba estacionada afuera de casa. No sé por qué sentí que mientras más se alejaba la casa más grande de hacía este lío.

POV - Narrador

El desayuno se había dado por terminado, Don paseaba por toda la sala de un lado a otro como si eso ayudara en algo.

-¿A dónde se la están llevando? - pregunta Aine.

-Supongo que a un orfanato - responde Don.

Cada segundo para él era desesperante, solo miraba a Leila tratando de obtener una solución, más no era así.

-Yo no me voy a quedar aquí a esperar que algo pase.

-¿Y qué piensas hacer? - pregunta Sean.

-Lo que se me ocurra... Iré a las oficinas y... Y no sé. Trataré de solucionar todo.

-Don... - Leila parecía querer decir algo pero se quedó callada.

-Tú - Don se dirige a uno de sus hombres que se había quedado ahí todo el tiempo - trae el auto. Ahora.

-Sí señor... - responde obediente.

-Iremos contigo - dice Sean.

-¡No!... - Don suspira - no... Iré solo.

-Pero... - Aine trató de refutarlo pero se dió cuenta de que era inútil.

-Yo te acompañaré, quieras o no. - dijo Leila tomando su bolso y colgándoselo al hombro.

Don la miró por un segundo, pero cedió.

-Está bien, vámonos ya.

Ambos se dirigen al auto y salen a la calle. Estaban en silencio totalmente. Leila coloca su mano delicada sobre la de Don que estaba tensa sobre la palanca de cambio. El tráfico era terrible para mal de Don que sentía desesperación por llegar.

-Maldita sea...

Don toca el claxon muy fuerte casi golpeándolo y lo hace sonar por un rato. Más los autos no avanzaban.

-Don... Mírame - Leila colocó su mano en el rostro de él y suavemente lo guió hacia su mirada - llegaremos. Y todo va a estar bien. No te alteres... - dice con una voz suave y relajante.

-Pero... Mi hija está con esas personas y... No sé qué hacer.

-Vamos a resolver esto. Juntos. - dijo mientras lo toma de la mano nuevamente.

Don asiente con la cabeza. Leila se acerca lentamente más a él y le da un suave beso en los labios que al parecer fue justo lo que Don necesitaba para calmarse.

Los autos comenzaron a avanzar.

-Él tuvo que ver en esto. Y me las va a pagar.

-No entiendo de qué hablas... - Leila parecía desconcertada.

-Lebrock me las va a pagar.

POV- Kelly

Voy en en el asiento de atrás junto con la mujer. Los dos hombre van adelante. Coloco la planta de mis zapatos en el asiento delante de mí.

-No hagas eso. - dice el hombre que va conduciendo, me mira por el espejo.

-No quiero. - ni siquiera le dirijo la mirada.

-Baja tus pies.

-Dije que no quiero.

El hombre se dió por vencido, ya no me dijo nada más.

-Esto es ridículo. Yo tengo una familia... No pueden separarme de ellos.

-Es la ley, se tenía que hacer. - responde la mujer. 

-"Es la ley..."

-Estamos por llegar.

-¡Todo esto es una mierda!

Al cabo de un rato, logro avistar un edificio blanco que parecía una especie de albergue o algo así, no tiene más de dos pisos y está rodeado por pasto mal cuidado. La pintura de las paredes de afuera se estaba cayendo y todas las ventanas estaban cerradas.

La mujer se dispuso a tomar todos sus papeles y el auto entró en aquel lugar. Ella volteó a mirarme.

-Ya llegamos - dijo.

Una Chica Entre MafiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora