Capítulo 101

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—¡Papá! -dije sorprendida.

Todos dejaron de lado lo que estaban haciendo y de inmediato voltearon a ver a papá sorprendidos.

—Papá... ¿Cómo te sientes?

Él lanzó un suspiro e hizo una mueca de dolor mientras se incorporaba en la camilla.  

—Duele como mierda... -responde.

—Yo lo veo bien... -dice mi hermano como si nada. 

—¿Te duele mucho? -pregunto algo preocupada.

—No... Bueno, masomenos, pero puedo aguantar...

—¿Seguro que te sientes bien? ¿Ves bien? ¿Nos escuchas bien? ¿En qué momento te despertaste? -pregunta mi tía.

—Me desperté ya desde hace rato... -papá se agarra la herida con la mano izquierda y sisea mientras termina de acomodarse en la camilla para poder hablar mejor con nosotros- Era imposible no despertar con tantas voces sonando al mismo tiempo.

—¿Y por qué no nos dijiste nada? Estábamos preocupados porque no despertabas. -le dice el tío Sean a modo de regaño.

—Es que quería escuchar lo que tenían que decir de mí... -suelta una pequeña risa, típico de papá- ¿Tú estás bien? -papá voltea a verme y como estoy muy cerca de él, extiende su brazo derecho y me acaricia la cabeza.

—Sí... -respondo en un susurro- Papá... ¿Cómo...? -siento que mi expresión ahora es seria y un poco preocupada, papá me mira dulcemente como queriendo calmarme- ¿¡Cómo pudiste hacerme esto!? -le reclamo, depronto su expresión cambió a desconcierto.

—¿Hacer qué? No te entiendo... -dice confundido- Además, soy el enfermero aquí, así que deben tratarme con cariño y consentirme.

—¿¡Cómo te atreviste a casi morite en mi delante? -le vuelvo a reclamar ésta vez ya no con expresión seria, sino con algo de sarcasmo.

—Yo también me alegro de verte hija.

Sabiendo que ahora papá está bien y totalmente consciente, es mi momento para reclamarle por el susto que me dió.

—No cambies de tema...

—¡Lo siento! ¿Acaso fué mi culpa que me atravesara esa cosa? -se excusa papá.

—Incluso dijiste tus últimas palabras... Enserio pensé que te ibas a morir.

—Era obvio que no me iba a morir. -fanfarronea.

—¿Sí? Pues en ese momento no lo parecía... Hasta le entregaste el negocio al tío Sean. -digo señalándolo.

—Sí... -dice con algo de vergüenza- Que por cierto, eso queda anulado porque sigo vivo. -le dice al tío Sean.

—Más te vale papá, que no vuelvas a hacerme algo como esto nunca más. -lo digo como una advertencia, él solo me mira y se ríe.

—Me alegra que estés bien... -me dice mirándome a los ojos y tomando delicadamente mi mano. -creo que entendió que todo ésto era en parte para molestarlo.

—Y yo que sigas vivo... -le digo con cariño- En serio pensé lo peor... Cuando te ví ahí herido... Tenía mucho miedo...

—Ya olvídalo. Tú padre es inmortal...

—Inmortal... Sí claro... -digo- Sólo te falta desayunar balas. -se ríen.

—Y bueno... Parece que todos están acá. -papá miró alrededor.

—¿Creías que no nos íbamos a preocupar por tí? -dice el abuelo.

—Tu hija no dejó de llorar todo el día. -se queja Connor.

Una Chica Entre MafiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora