Capítulo 89

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No fué media hora, fueron cuarentena y cinco minutos para que una mujer entre en la habitación y me llame.

—Kelly... Eh... Vinieron a buscarte.

Su expresión se nota algo confundida, supongo que no es muy común que se lleven chicas de aquí.

—Está bien, déjeme despedirme.

—Te espero en el primer piso.

Me volteo hacia Jazz.

—Es hora de despedirse. Fue poco tiempo conociéndote, pero en verdad me agradas.

—Tu también, son pocas a las que puedo llamar amigas, en especial aquí.

Amigas, eso me hizo sentir muy bien. Jazz se da vuelta y coge un papel de la mesa de noche, toma un bolígrafo y la veo escribiendo algo.

—Toma -alza el papelito con un número escritorio- el número de mi celular... Para que me cuentes que tal estuvo... Ya sabes qué con tu novio... O para cualquier otra cosa.

Tomo el papel y lo guardo en mi bolsillo.

—Serás la primera a la que le cuente todos los detalles.

Nos abrazamos fuerte.

—Gracias por todo -digo- en verdad lo aprecio.

—No olvides usar protección -susurra.

Nos soltamos del abrazo.

—Jamás olvidaré tus consejos... -río.

Salgo de la habitación y camino por el pasillo hasta las escaleras y bajo al primer piso. Lo he tratado de ignorar toda la mañana, pero este zumbido en el oído... pensé que iba a desaparecer solo, pero no lo ha hecho, no es tan intenso como en el momento de la explosión, pero una leve sensación de dolor viene y va, por momentos el zumbido se hace más fuerte. Papá está en la recepción, sonrió al verlo.

—Tardaste un poco -digo antes de abrazarlo.

—¿Tardar? Te saqué en tiempo récord, deberían ponerme en el libro Guinness.

—Por supuesto. -respondo, papá me da un beso en la frente.

—Señor, debe firmar algunos documentos. -dice una trabajadora de aquí.

—Terminemos de una vez con esto. -le responde papá seguido de un suspiro.

Fue otro rato sentada esperando que papá terminé de firmar los documentos, pareciera que me están sacando de prisión. Una vez terminado el papeleo, salimos del orfanato, inhalo profundamente el aire fresco de la mañana, creo que este lugar me ha traumado porque sentí como si me estuviera escapando igual que ayer. Hay sol pero no hace calor, la mañana está algo gris. Pero me gusta.

Ya en el auto la molestia es aún más incómoda, creo que debí haber tomado algo para el dolor. Papá arranca el auto y a cada minuto nos alejamos más de este lugar. ¡Ah maldito zumbido! Hago una mueca de fastidio.

—¡Kelly! -grita mi papá.

—¿Qué pasa? ¿Por qué gritas?

—Te estoy llamando y no me respondes.

Rayos ¿Es posible que no lo haya escuchado? Será mejor que vaya a un médico.

—Perdón papá, no te escuché.

—¿Te sientes bien? Te noto algo fastidiada. ¿Te duele algo?

Mejor se lo digo cuando ya estemos en casa.

—Solo es una molestia en el oído, ya me va a pasar.

—Está bien, si te sigue molestando me avisas ¿Quieres que ponga música?

Una Chica Entre MafiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora