Capítulo 98

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Es inútil ni Nathan ni yo, podemos hacer algo. Papá parece estar pasándola mal, Lebrock parece tener ventaja, pero en eso papá le da un fuerte golpe en la cara. Esto no es para nada como ver una pelea de box, es mi papá quién está ahí con un maldito psicópata, más los disparos por otro lado, estoy a un paso de volverme loca.

Nathan parece darse cuenta de que me siento fatal.

—Escucha... Tranquila... Vamos a salir de esta. -Nathan tiene que hablar alto para que lo escuche con todo el ruido.

Por un momento me había olvidado de la herida, pero ahora que volví en razón, me duele mucho más que antes, mi pierna está empapada en sangre y es muy doloroso cada vez que la herida se estira, por más mínimo que sea el movimiento. Respiro lento y profundo. El ruido del ambiente y yo aquí tratando de idear algún plan para ayudar. Lebrock y papá siguen en su mundo, ajenos a lo que pasa al rededor, solo les importa vencer al otro.

—Nathan... No podemos quedarnos aquí... Tenemos que hacer algo... -le digo.

—No hay nada que podamos hacer... Tu tío dijo que nos quedáramos acá... Solo vamos a estorbar.

—Pero mi papá... -yo misma dejé de hablar porque me sorprendió la silueta que apareció cerca de nosotros por el frente.

Un hombre, armado, se nos acercó justo por el lado en que pensábamos que no había nadie, ya que la escena principal está cerca de la puerta grande que da hacia afuera.

—Maldita sea Nathan...

—Tranquila...

El hombre está lo suficientemente cerca de nosotros como para matarnos de un tiro a cada uno. Le quita el seguro a su arma y nos apunta. Hice un gran esfuerzo, pero logré levantarme y empujé una de las pilas de ladrillos que nos rodeaban hacia él, eso pareció aturdirlo un momento, pero el hombre se va quitando los ladrillos de encima uno por uno lentamente, aún con expresión de confundido.

—¡Nathan! ¡Haz algo! -el toma torpemente el arma que le dió el tío Sean, pero luego su agarre se torna más firme, aunque pareció dudarlo al principio... Le disparó.

El disparo fué en el hombro, aún así me imagino que debió haber dolido mucho porque el hombre retuerce de dolor bajo unos cuantos ladrillos que aún quedaban en su encima. Me acerco a él y le quito su arma.

—¡Mierda! Me quedé sin balas... -se queja el tío Sean.

—Toma ésta. -le digo mostrándole el arma que le acabo de quitar al hombre, la pongo en el suelo y la empujo de una patada hasta el tío Sean.

Nathan y yo no alejamos de dónde dejamos al tipo y nos cubrimos detrás de una máquina, ya van quedando pocos hombres.

—¡A ésta también se le acabaron las balas! -escucho que dice el tío Sean al rato que le di la pistola y tira el arma vacía al suelo.

Lebrock está golpeando a papá en la cara, parece que le estuviera ganando, pero papá no se deja. Ahhh... son tantas cosas al mismo tiempo... Escuché un grito y ví que al tío Sean le cayó una bala en el brazo... No puede ser.

—¡Tío! -el me hace una seña como si estuviera bien, pero esto debe terminar ya.

—¡No te acerques! -me dice, su brazo derecho se manchó de sangre.

Depronto me surgió un momento de valentía y tomo el arma de Nathan y corro hacia el tío Sean, ya no me importa nada. Tengo que hacer algo. Olvídate del miedo Kelly.

—¡Kelly! ¡¿Qué haces?! -grita Nathan.

Supongo que papá también me vió, porque gritó mi nombre.

Una Chica Entre MafiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora