Capítulo 2. Una bomba a punto de explotar

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El sueño de Zöe siempre había sido abrir su propio bar, y con la ayuda de las inversiones de mi tía, había logrado abrir el bar más famoso del momento de Los Ángeles, y más exclusivo también. Solo tiene veinticuatro, y nadie había esperado que su sueño se hiciera realidad, nadie creía que se iba a hacer realidad... Pero resulta que algunas personas tienen suerte, y saben exactamente lo que quieren, y saben cómo lograrlo. Malditos suertudos.

No como yo. Admito que ni siquiera sabía qué estudiar cuando entré a la universidad, es más, puse un montón de carreras en una bolsa y escogí un papel al azar... No fue la mejor de mis decisiones, pero estaba muy ebria y estaba desesperada. La mezcla de esas dos cosas nunca genera nada bueno.

Tiempos aquellos en los que no tenía que trabajar ni ser responsable de nada más que evitar una tener una intoxicación etílica o acabar embarazada.

Acababa de graduarme de la escuela, me quedaba una semana para escoger lo que quería, y no sabía lo que quería. ¿Quién lo sabe a los 17 años? Fui a una fiesta, no me acuerdo dónde ni con quien, seguramente con las chicas, e hice un escándalo sobre lo que quería y no quería en mi vida. Un chico, que era mi amigo en la escuela, trajo la bolsa y todas las personas en la fiesta metieron un papel con una carrera. Amy metió literatura y salió eso.

Seré sincera, solo recuerdo eso... Y también recuerdo que a la mañana siguiente desperté cerca del cartel de Hollywood con ropa interior de hombre en mis bolsillos que definitivamente no era mía, y que nunca logré averiguar a quién le pertenecía.

Y no iba a andar de idiota en idiota buscando a quién le pertenecía la ropa interior, este es el mundo real y no quiero un Ceniciento que pierde la ropa interior.

Resultó que la fiesta había sido más intensa de lo que se había sido planeado. Nadie de los que fueron recordaban mucho de lo que había pasado, y creo que fue porque le echaron algo a la bebida.

Aunque Zu recuerda un poco más que las demás, y eso fue algo importante. Ella fue la que me dijo que ya había escogido una carrera, y como consideraba que había sido el destino que hubiese salido eso (aún estaba un poco drogada), escribí al equipo de admisión de varias universidades del área.

No estaba convencida al comienzo de mi decisión pero pronto le agarré el gusto a la carrera. Me comenzó a gustar rápidamente y esa fue mi motivación para terminarla.

- ¿Cuándo volvió? -Zu manejaba furiosa hacia Revolution. -Se supone que regresaba el lunes...

-Quizás se adelantó su vuelo.

-Nos habría avisado.

Era un buen punto. Amy era la más responsable, le gustaba avisar y que le avisaran lo que pasaba. Amy era la más adulta de nosotras, y nos habría dicho si llegaba antes. No parecía propio de ella omitir cosas... Pero supongo que algo debía haber pasado para que ella volviese antes de tiempo.

Solo esperaba que no fuera nada malo, pero si estaba en un bar bebiendo no significaba que fuesen buenas noticias exactamente.

¿Hace cuánto no llamo a Francesca, la madre de Amy? ¿Estaría ella bien? Desde que se había ido a Seattle que había perdido el contacto, pero si algo le hubiese pasado lo sabríamos, ¿no?

-Espero que esté bien, ya sabes cómo se pone cuando bebe. -Suspiro Zu mientras se estacionaba a tres cuadras de Revolution. Era viernes, seguro que el estacionamiento estaba lleno hasta el tope. -Nadie puede controlarla.

-Apuesto que está bien.

Soy una terrible mentirosa, todo el mundo sabe eso. Que Zöe me hubiese llamado significaba que Amy ya debía estar en la tercera fase de su borrachera... Y eso no era estar bien.

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