Capítulo 11. Tenerlo todo

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Mi tía se negó a volver a tocar el tema del lunes y se dio por zanjado el asunto, o eso creí yo inocentemente. De todas formas, no importaba porque estaba segura de que había logrado asustar a William O'Connor de una forma que nunca nadie había logrado asustarlo... Y eso estaba bien, me daba seguridad de que no volvería a meterse conmigo.

Ese miércoles desperté siendo una persona calmada, tranquila, segura de que mis problemas se limitarían a los habituales y ya no estarían relacionados con un inglés de pacotilla que no para de incordiarme. Me preparé un buen desayuno y me di una larga ducha caliente, porque me lo merecía.

Para ser mediados de mayo hacia un calor increíble en el ambiente, y casi ni parecía ser plena primavera, pero me agradaba porque me permitía usar ropa que con el frío casi nunca usaba, y ese día era un día especial, debía verme bonita.

Era la primera vez en años que tenía una cita, o algo como una cita. Kyle había dicho que sería un café, pero cuando les hable a las chicas al respecto ellas simplemente me dijeron "es una cita, debes ponerte bonita para una cita", y como estaba de buen humor simplemente les hice caso.

Me miré en el espejo y sonreí con coquetería. Definitivamente me veía bien, y casi no parecía una niña de quince años (como siempre me confundían por mi altura). Con un vestido ligeramente ajustado y de color esmeralda, unos zapatos un poco más altos de lo habitual y un poco de maquillaje, era la primera vez en mucho tiempo que me veía casi adulta.

Casi, por supuesto, porque mi metro cincuenta y siete de altura hacía que todo el mundo sospechara que era una niña de secundaria. No es mi culpa haber heredado la baja estatura de las Michel.

También era la primera ve en demasiado tiempo que me sentía cómoda en mi piel.

Salí de mi departamento sintiéndome hermosa y segura de mí misma, y me dirigí a mi auto que, finalmente, estaba arreglado. Presentía que ese día sería un buen día, estaba segura de ello.


Llegué a Chill'in con varios minutos de adelanto y me acomodé en mi escritorio tranquilamente. Todo estaba en su lugar, tenía trabajo adelantado, nada podría estresarme esa mañana.

A los quince minutos de mi llegada, llegó Kyle, al cual saludé desde mi posición. Esperé que él se fuese directamente a su oficina, pero en lugar de eso se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla.

Kyle era un chico atractivo, era difícil no darse cuenta de eso. Lindos ojos miel, cabello castaño oscuro, piel bronceada y anteojos que resaltaban su rostro. Era alto, no en exceso, pero si alto y siempre vestía bien. Era inteligente, dulce y tímido. Era el tipo de chico que me habría gustado en la escuela, y que ahora me atraía un poco.

Solo un poco.

-Buenos días, Des. -Saludó con un tono de voz bastante alegre. - ¿Qué tal tu mañana?

-De maravillas. -Respondí y le pregunté por la suya.

Era una conversación superficial, ya lo sabía, pero quería llegar a un punto. Quería saber dónde, cuándo y a qué hora saldríamos juntos.

No lo admitiría en voz alta, pero estaba ansiosa por esa salida. Era mi primera cita en años, quería que saliese bien.

No como la última cita que tuve que involucró una pelea con una botarga en un estacionamiento.

-Estaba pensando que más tarde podríamos ir a Lé Delicé. -comentó finalmente. -Es una cafetería francesa, ¿la conoces?

Me sonaba, pero nunca había ido a ella. No era tan refinada como para frecuentar ese tipo de lugares, es más, el lugar que más frecuentaba además de mi casa era un Mc Donalds que estaba cerca de mi departamento.

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