Capítulo 10. El perdón nunca fue una opción

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Dejé de respirar por un par de segundos. ¿Qué hacia ese maldito ahí? Arruinarme el día sin duda alguna.

Tranquila, Desiree, me dije a mi misma, no todo el mundo gira en torno a ti. Él no quiere hacerte daño, ni siquiera se conocen...

Pero de todas formas no lo soportaba. Y no soportaba que estuviese tan cerca de mi amiga.

Así que hice lo más sensato, di media vuelta y empecé a alejarme lentamente. Volvería más tarde, si, evitaría la guerra... Haría eso. Mientras tanto buscaría al asistente del maldito y me aseguraría de conocer sus horarios, así jamás topármelo.

Era lo más maduro que podía hacer.

Estaba a punto de abandonar cualquier punto de visión posible del cubículo cuando Zu me vio y me dedicó una amplia sonrisa que solo significaba una cosa.

¡Aborten misión, aborten!, gritó mi mente desesperada. Pequeñas yo empezaron a entrar en crisis y mi centro de control cerebral comenzó a incendiarse cuando el diablo se giró y también me vio.

Mi centro de control se quemaba, pero las mini-yo de mi cerebro no paraban de mirarlo como si fuese un delicioso panqueque.

Traidoras.

Desee golpear a todas las mini yo de mi cerebro, pero tenía problemas más urgentes en el exterior.

-Ya me iba. -Anuncié recopilando toda mi fuerza de voluntad. No le saltes a la garganta, no lo hagas...-Vendré más tarde, Zu.

Las mini yo se recuperaron de la impresión inicial y empezaron a apagar mi incendio general. Crisis controlada.

-No es necesario, Des, justo estaba hablando de ti con Will.

La muy traidora ya le dice Will en lugar de sacarlo a patadas de su cubículo... Esperen, ¿hablando de mí? ¿Y por qué una de mis mejores amigas querría hablar de mi con mi nuevo enemigo declarado? Conozco a mi amiga, sé que jamás me traicionaría, pero podría haber dicho algo de mi que le haría tener poder al maldito.

No podía permitirle tener poder.

- ¿Sí? -Me interesé acercándome, ignorando deliberadamente al chico. -Qué curioso, ese es exactamente uno de mis temas favoritos.

¿Qué? No es mentira, me gusta hablar de mí. A todo el mundo le gusta hablar de sí mismo, que no lo acepten es otra cosa, pero es verdad. La naturaleza humana es ser egocéntrico, y no tiene nada de malo cuando lo aceptas, solo debes recordar que no eres el único al que le gusta la atención, y que cuando te dan atención tú debes darla también. Además, por mucho que me guste hablar de mí, eso no significa que me guste ser el centro de atención.

-Will cree que fuiste un poco grosera con él hace una semana, y yo le explicaba que no te agrada cuando no te prestan toda la atención que deseas, pero que te disculparías para mantener la paz, ¿no?

Las mini yo empezaron a reír de forma histérica y sacaron del panel de control de mi cerebro un botón rojo. Estaban listas para hacer explotar mi carácter de ser necesario.

- ¿Podrías decirle a WILLIAM que no planeo disculparme hasta escucharlo disculparse conmigo? -Dije dedicándole mi amiga la sonrisa más falsa que pude formar. -Además, utilizarte para convencerme es una medida desesperada y patética de su parte.

-Puedo escucharte, ¿lo sabes, no? -Masculló el diablo junto a mí.

- ¡Vaya! -Exclame con fingida sorpresa. - ¡Puede hablar! Como encontraste tu voz, deberías utilizarla para disculparte.

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