Capítulo 19. El día después

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Me revisé completa. No estaba desnuda, estaba semidesnuda. Bien, al menos estaba completa.

Revisé mis brazos, mis piernas, mis dedos... Mi cuerpo completo solo para asegurarme de que no tenía ningún tatuaje nuevo o alguna marca fuera de lo normal.

No había cometido ningún desatino visible. Suspiré con alivio. Al menos mi yo borracha no había tomado decisiones estúpidas otra vez.

Revisé mi teléfono que, curiosamente, estaba conectado a su cargador. ¿Yo lo había conectado? Vaya, mi yo borracha es realmente muy atinada a veces. Debería estar ebria más tiempo.

No, mejor no. El dolor de cabeza de repente me golpeó y recordé porqué debería tener más cuidado bebiendo.

Me levanté y estiré mis brazos. Me metí al baño, tomé una ducha rápida y me vestí. Estaba otra vez en mi piel, limpia y sin peste a alcohol, con solo algunos recueros borrosos de la noche anterior.

¿Amy se había besado con Thiago? Creo que sí, no estaba segura, pero en el grupo de WhatsApp obtendría todas las respuestas.

Zu: Amy, eres toda una calenturienta. ¿Thiago te dio su show privado?

Amy: Quizás...

Zu: O.O

Amathist, quiero detalles. Detalles sucios.

Quizás contrate una vez más los servicios de los Conejotes.

Des, envíame el contacto.

Amy: debe estar muerta, no la despiertes. Estaba más ebria que nosotras.

Mentira, ellas estaban más ebrias que yo, pero a mí el alcohol no me cae bien.

Zu: espero que no haya tenido una recaída, con ese papasote paseándose por su casa... 😉

La carne es débil.

Amy: hablamos de Des, ella quería meterse a un convento por saber con quién durmió. Yo creo que se controló bastante bien.

Debo irme, Thiago está despertando.

Zu: AMATHIST

Sonreí con diversión y guardé el teléfono. Bueno, al menos la habían pasado bien en la fiesta de mi abuela, y yo también.

Iba sonriendo con los mensajes cuando me di cuenta de que mi vestido estaba en el suelo de la sala y que William estaba preparando el desayuno en la cocina con aire demasiado serio. Lo miré y tragué saliva. Estaba completamente vestido, eso probaba la seriedad del asunto.

¿Acaso me había desnudado frente a él? Esperaba que no, sería una vergüenza que no podría soportar, al menos no ahora sobria y conociéndolo... Y no teniendo la posibilidad de huir.

-Buenos días. -Masculle empujando con mi pie el vestido hasta mi habitación.

Me miró y sus ojos verdes analizaron el movimiento con mi pie.

-Despertaste. -Comentó finalmente. -Bien, debemos hablar.

Tragué saliva. ¿Acaso iba a sermonearme sobre llegar ebria a casa? Ni siquiera mi tía me sermoneaba por eso cuando estaba en la escuela, y eso que repetí la escena varias veces...

Me senté en una butaca y miré el plato que me dejaba al frente.

¿Una ofrenda de paz, quizás?

-Si anoche hice o dije algo inadecuado, debes saber que el alcohol y yo no somos buenos amigos. -Dije antes de que él soltara una palabra siquiera. -Y que me disculpo por adelanto de los problemas que pude haberte causado.

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