Capítulo 12. Departamento 666

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Fui a visitar a mi abuela ese domingo como todos los domingos, pero por alguna razón se sentía distinto a otros días.

Me sentía feliz, muy feliz, ese tipo de felicidad que te calienta por dentro y te hace querer gritarle al mundo lo feliz que estás, y esperaba que mi abuela compartiese esa felicidad conmigo.

Mi auto seguía en Imperio y no lo iría a buscar hasta decidir qué hacer con él, porque no volvería a manejar ese maldito, era una decisión final. Así que tomé una bici (a la que me estaba encariñando bastante, si soy sincera, pero no lo admitiría), y me dirigí al hogar de ancianos manejando mi bonita bici de cintas rosadas y canasta con flores. No podía importarme menos verme ridícula, nada podía ser peor que mi escena de ese miércoles.

Luego de tomar café con Kyle, él se había ofrecido a llevarme a mi departamento y fue muy caballeroso al no reírse de mi desgracia. Incluso me preguntó varias veces si estaba bien, lo cual me pareció demasiado encantador de su parte.

A la mañana siguiente iba dispuesta a disculparme con él por la escena del día anterior cuando encontré en mi escritorio unas flores que él había dejado con una notita.

"La pase muy bien contigo, espero repetirlo algún día".

Eso solo logró que me sintiera feliz y olvidara mi humillación... Hasta que le conté a las chicas, y ellas no pudieron evitar empezar a reírse de mí y burlarse. Incluso le dijeron a mi tía, las muy traidoras, y ahora tenían material para meterse conmigo durante mucho tiempo.

Como si mi borrachera y el tatuaje, y la forma peculiar en que tuve mi primera vez no fuese suficiente, ahora también sabían que había hecho el ridículo en mi primera cita en mucho tiempo.

Pero no me afecta, porque descubrí que Kyle es un chico divertido y bueno que, frente a mi situación, no se fue, y eso solo dice que es un buen chico. Quizás sea el indicado... Solo quizás, tampoco hay que emocionarse tanto. A fin de cuentas, recién lo estoy conociendo.

No me quiero ilusionar tan rápido y juzgarlo mal. De momento es todo color de rosa y brillitos, aun es muy temprano para determinar si es material de novio o no.

Llegué al hogar de ancianos y entré canturreando una canción de Miley Cyrus cuando aún era Hannah Montana, amaba esa serie.

He could be the one, he could be the one...

-Estas arruinada. -Mi abuela sacudió su cabeza al verme llegar llena de felicidad, pero me dedicó una sonrisa que me dio a entender que estaba contenta por mi felicidad. -Suéltalo, ¿quién es el chico?

-Kyle, un chico del trabajo. -Respondí dejando un beso en su frente. -Es dulce, tierno...

- ¿Bueno en la cama? -Se interesó.

Me di un golpe en la frente.

-Aún no he llegado a eso abuela. -Reclamé. Y no creía que llegaría a eso aun, solo estábamos conociéndonos de momento. Me bastaba con conocernos, además, aún estaba en el proceso de revirginizarme. -Solo tuvimos una cita.

- ¿Y ya estas tan perdida? -Hizo una mueca divertida. -Debe ser un verdadero Dios Griego. ¿Es él quien te dejó sin poder caminar?

Solté un gruñido.

-No, no es él. -Respondí, intentando volver a tirar ese recuerdo al lugar más oscuro de mi mente. -Es solo un chico que me gusta.

Y le conté un poco sobre cómo era y sobre lo que había hecho por mi ese miércoles. Mi abuela me escucho en silencio y no me interrumpió, ni siquiera cuando mi tía llegó trayendo anteojos y la apariencia de haber tenido una noche dura.

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