Desperté en el sofá de la habitación de mi abuela en Happy Days, con el cabello desordenado y una botella de vino vacía entre mis piernas.
Amy, a su vez, estaba recostada contra la pared con otra botella a su lado. Vacía también.
Y mi abuela estaba acostada en su cama con la boca abierta y roncando como si fuera un tractor.
Parpadeé un par de veces, intentando acostumbrarme a la luz del sol, pero apenas lo intenté me dolió la cabeza y una punzada me atravesó entre las cejas.
Dios, no vuelvo a beber con mi abuela.
Froté mi frente y busqué mi teléfono. Lo encontré debajo de la mesita de noche de mi abuela. Estaba muerto.
-Amy...-Llamé en voz baja. Mi amiga ni siquiera se movió. -Amathist...
Soltó un quejido. Rodé los ojos y le lancé una zapatilla.
- ¿Qué? -Gruñó despertándose.
- ¿Qué hora es? -Pregunté. Miró su teléfono y volvió a cerrar sus ojos.
-Nueve treinta. -Anunció en voz baja, volviendo a dormirse.
Solté un grito y me levanté de un salto, provocando que Amy se sacudiera en un espasmo de susto.
- ¡Debemos ir a trabajar! -Recordé gritando. Amy también empezó a gritar, y solo dejamos de gritar cuando mi abuela nos gritó a nosotras.
- ¡Si no nos están atacando, ustedes no gritan! -Nos lanzó una almohada. -Michelle Michel necesita sus doce horas de sueño para verse hermosa siempre.
Luego volvió a dormirse como si nada.
Dios mío, ampárame. Ya sabes que quise ser tu sierva, pero el destino no me lo permitió... Ahora ayúdame a llegar sana y salva a mi trabajo.
- ¡No podemos ir a trabajar con estas pintas, apestamos a vino! -Indicó Amy, oliéndose la ropa.
Olfatee mi ropa y, efectivamente, apestaba a borracha. Además, tenía unas manchitas de vino que definitivamente no pasaban por sangre.
-Recurriremos a las medidas drásticas. -Determiné abriendo los cajones de ropa de mi abuela. Tomé una falda ajustada que a mi abuela definitivamente no le haría falta y una blusa floreada que mostraba demasiado los pechos y se la lancé a Amathist. -Tu vístete.
Mientras ella se colocaba la ropa que le lancé, yo tomé unos pantalones negros y una blusa que citaba "I'm hot" y me la coloqué. Mi abuela definitivamente no extrañaría esa ropa.
No teníamos cepillo de dientes, solo un cepillo de cabello y perfume que logro que nuestra peste disminuyera, pero no había mucho tiempo que perder. Me despedí de mi abuela dejándole una nota en su mesa de noche.
"Lava nuestra ropa, te amo. Nos vemos para tu cumpleaños."
Luego tuvimos que salir a escondidas de Happy Days. Uno esperaría que esa fuese una tarea sencilla... Pues no.
Tuvimos que ocultarnos tras un par de murallas y cubrirnos las caras al pasar junto a algunos enfermeros, pero finalmente llegamos a la recepción y salimos corriendo hacia el auto de Amathist.
-Somos unas borrachas sin remedio. -Amathist parecía cansada, pero por primera vez en semanas la vi como la chica de antes, la alocada, la responsable pero a la vez la misma que bebía durante un domingo antes de ir a trabajar. - ¿Hicimos algo de qué arrepentirnos anoche?
Quedé pensativa y le pedí su teléfono. Nada fuera de lo normal, algunas fotos poco comprometedoras, unos videos, redes sociales limpias y llamadas limpias. Solo había una cosa fuera de lugar.
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Deseo
RomanceLo único que deseaba era conseguir mi trabajo soñado y poder vivir mi vida tranquilamente, no necesitaba emoción, y tampoco a un chico que tarde o temprano me habría abandonado. Por eso no termino de entender cómo acabe en esta situación. Ahora deb...