No diré que desperté como toda una princesa, en mi cama, con los rayos del sol "acariciando" mis párpados y con las aves cantando en mi ventana... Sería una mentira.
La verdad es que desperté con Amy babeando mi regazo y Zu roncando como si fuese tractor Diesel, y con un dolor de espalda de mierda que solo provocaba ese maldito sofá de segunda mano que había comprado a cinco dólares en una venta de garaje y que debería quemar, pero no me podía permitir comprar otro así que me las aguantaba como campeona.
Aunque al menos el dolor de espalda hacía que el dolor de caderas disminuyera.
Miré la hora en el reloj con forma de gato de la cocina y el dolor de espalda y la repulsión por mis amigas se me fue de golpe.
- ¡Dios, es tarde! -Me levanté de un salto y busqué una chaqueta. No había tiempo para bañarme (menos mal lo había hecho el día anterior en casa de mi tía), ni para cambiarme de ropa. - ¡Dios, María, Jesús, Emanuel, Gabriel! -Lloriquee mientras tomaba una manzana. -Voy tarde.
Mire a las chicas cuando iba saliendo y ellas seguían en la misma posición, ni siquiera se habían inmutado por mi desesperación.
Podría haber tomado el auto de Zu, pero no quería abusar de ella... Así que tomé la peor decisión que pude haber tomado ese fin de semana, y eso que había cometido varios en esos tres días.
Tome la bicicleta.
Verán, la última vez que use una bici tenía seis años, estaba huyendo de unos perros con Dina y termine en el hospital con una herida fea en el brazo.
Pero estaba desesperada, quería llegar a la hora. Era tradición que llegara a la hora...
Así que solo pedalee, soportando el dolor de caderas y el dolor de espalda, porque por la familia y los amigos haces sacrificios incluso si duelen.
Llegué al hogar de ancianos Happy Days y dejé la bici en la entrada, si me la robaban sería un milagro que agradecería.
Todos los domingos al hogar nos reunimos con la abuela en el hogar en que se había metido (aun intentábamos sacarla), y nos sentábamos en una mesa con desayuno. Todos los domingos, a cierta hora, una madre anciana y su hija pasaban discutiendo frente a nosotras sobre algo que nos hacía reír.
La semana pasado había sido sobre la nueva perforación de la chica, la cual habíamos apostado, se infectaba.
La chica siempre hacía cosas estúpidas, y ni siquiera era tan joven, debía estar cerca de los 30. Si yo era un desastre, ella me superaba con creces. Y su madre era... Ella simplemente no se guardaba nada. Era divertido.
Antes lo hacíamos en el parque con una anciana y su hijo, cuando la abuela no había tomado la estúpida decisión de registrarse en Happy Days, pero como había hecho eso... Debíamos mover nuestro paisaje.
Era tradición, no me gustaba faltar a las tradiciones.
- ¿Me lo perdí?
Me senté en la mesa donde siempre nos ubicábamos. La abuela siempre nos tenía comida y bebida para desayunar juntas.
Mire a mi abuela, la cual no dejaba de ver mi ropa con extrañeza.
Su cabello era castaño claro con algunos cabellos grises reluciendo en algunos lugares, ojos negros suaves, casi grises, piel pálida y rostro con facciones finas y hermosas. Pómulos prominentes, labios gruesos, mejillas redondas... Mi abuela era hermosa, y joven lo había sido aún más. Pero no solo eso, su presencia era prominente, su postura era orgullosa, y su sonrisa era cálida.
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Deseo
RomanceLo único que deseaba era conseguir mi trabajo soñado y poder vivir mi vida tranquilamente, no necesitaba emoción, y tampoco a un chico que tarde o temprano me habría abandonado. Por eso no termino de entender cómo acabe en esta situación. Ahora deb...