Capítulo 25. Mejores amigos

242 27 1
                                    


Cuando vi a Des en Pegasso supe que mi tarde libre se había ido por el desagüe, pero no me molestó. De todas formas iba a usar mi sábado estudiando un guion que debía memorizarme para el día siguiente.

Así que simplemente la acompañé sin hacer demasiadas preguntas, solo para asegurarme de que no estaba arrastrándome a una de sus locuras que podía llevarme a prisión.

De las cosas que me había contado, le había pasado varias veces. Y conocía varias de sus historias más alocadas. También había dicho que si quería saber más leyese el último libro de su amiga Amy, y estaba muy tentado a hacerlo.

- ¿Me puedes repetir qué iremos a comprar? -Pedí estacionándome en el centro de la ciudad.

-Necesito comprar ropa. -Respondió con simpleza. -Y mis amigas no podían acompañarme, y ya que tú siempre opinas sobre lo que uso o no... Eres mi chico hoy.

Me pareció extraño que dijera eso cuando su tía era dueña de una empresa de ropa, zapatos y otras cosas que una mujer necesitaría, y dudaba que tuviese que comprar alguna vez algo teniendo a su disposición una bodega llena de ropa.

Nos bajamos del auto y no hice más preguntas al respecto, hasta que entramos a la tienda y me mandó a los camarines a esperarla. Bufé y me fui a sentar a unos banquitos mientras revisaba el guion que debía aprenderme.

No era más de una escena, no necesitaba mucha memoria para recordarlo, pero sentía que debía hacerlo bien para tener buenas escenas.

- ¿En serio? -Des llegó junto a mí y miró el guion en mis manos. Le resté importancia.

-No esperes que te preste demasiada atención. -Indiqué. Ella cerró la cortina del probador y se fue a otro mundo mientras yo leía el dialogo.

Luego recordé que esa noche planeaba salir con Brandon de cacería y me pregunté si ella estaría en casa.

- ¿Planeas ir mañana a ver a tu abuela?

Di que no, di que no...

-No sé, la vi el viernes... Y verla dos veces por semana no es mi costumbre. -Respondió con sinceridad.

Suspiré con cansancio. Entonces mejor sería llevar a una chica a un hotel, si es que decidía salir realmente, porque estaba pensando seriamente en hacerle caso a Des y tomarme un tiempo de descanso. No llevaría a nadie a casa de Des si ella estaba ahí porque no merecía ser perturbada en su propio hogar.

Si tan solo tuviera mi propio departamento... Pero por supuesto, mi querido amigo regodeón, Brandon, se negaba a buscar un departamento para nosotros.

Y ahora que pasaba día y noche en Revolution, siendo el amante casual de Zöe, casi no lo veía para echarle en cara que necesitaba una casa propia.

Volví a retomar los diálogos que había estado revisando.

Cuando dejara de reproducirse como conejo, Brandon se acordaría que necesitaba un techo sobre su cabeza.

Escuché un carraspeo de parte de Des y, suspirando, levanté la cabeza y la vi.

Y desee no haberla visto, porque cuando la vi solo pue tragar saliva.

Estaba usando un conjunto de lencería de encaje, verde con detalles en negro, que dejaba ver su estómago y sus piernas, y resaltaba sus pecho de tal forma que tuve que poner toda mi fuerza de voluntad para alejar mis ojos de esa zona.

Dios mío, ¿por qué me estaba mostrando eso esta mujer? Me estaba dando razones para pecar por el resto de mis días.

- ¿Y? -Preguntó dando una vuelta, casi desee que no me mostrase su culo porque eso solo logró que me costara aún más hablar. - ¿Qué crees?

Deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora