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-Cuando el murmullo de voces surgia de la planta inferior se interrumpio abruptamente,Agnes creyo oir la vibracion del silencio. Entonces una silla cayo al suelo,el ruido resono por la escalera y la sobresalto-

¡No!-oyo exclamar a Sebastian Wilfing padre;la voz penetro a travez de los cielorrasos de tablas,paja y entarimado como si no existieran-eso es asunto nuesteo,somos los amos de casa...-la voz se quebro-

-Los dueños de la casa eran el padre de Sebastian y el de Agnes. Habian comprado dos cadas anexas en un terreno triangular cuyo centro ocupaba la fuente dorada,las habian reformado convirtiendolas en una especie de firtalesa inspirada por el sentido comercial y societario,en la que habrian cabido ambas familias junto con la servidumbre  y los empleados,incluso si en el hogar de los Wiegant hubiera habido otros niños y si Sebastian Wilfing padre no hubiera dejado a sus hijos menores en Viena al cuidado de su hermano. Sin embargo,desde su llegada conjunta a Praga se habia formado una constelacion en la que Sebastian hijo hacia de dueño de la casa,Sebastian padre y Niklaus Wiegant le dejaban las riendas,Theresia Wiegant lo observaba con una expresion de furia indignada y Agnes desempeñaba el papel de la arena que atascaba la maquinaria de ese artilugio artificial. Agnes oyo pasos de ambos hombres en la escalera y se quedo paralisada pensando que subirian,pero despues comprendio que bajaban.
Lo ocurrido era tan distinto de la comedia interpretada durante las ultimas semanas que Agnes sintio una repentina curiosidad. Bajo de la cama,atraveso el frio suelo de madera y miro por la ventana. Estaba oscuro,pero logro ver la callejuela justo delante de la puerta de entrada. Reconocio las sombras alargadas proyectadas por las 3 figuras antes la puerta iluminada. Dos pertenecian a la servidumbre,la tercera estaba de pie ante la puerya y las otras dos parecian retenerla. El grueso cristal de la ventana se empaño y lo limpio con el puño.
La tercera figura permanecia inmovil en la callejuela,una amplia capucha acabada en tres puntas le cubria la cabeza y un largo manto de magistrado con un gran cuello de piel ocultaba el rosteo. Se sorprendio al comprender que lo que le cubria la cabeza era un birrete de sacerdote.
Cuando su padre y Sebastian Wilfing padre salieron a la calle y se detuvieron justo delante del sacerdote, descorrio el pasador y entreabrio la ventana. El frio exterior hizo que recordara que solo llevaba una camisola-

No puedes entrar aqui-oyo decir a su padre y de repente recordo al pafre dominico que hacia casi una vida aparecio en su xasa vienesa y saludo cordialmente a su padre.
Entonces retrocedio unos pasos,pero despues volvio a la ventana. La tentacion de agarrar el primer objeto pesado que estuvieta a mano dejar caer sobre el birrete era casi irresistible. Recordo la mirada insensible que le habia lanadl el dominico en la sala de su padte en Viena,y se estremecio de ira y de temor.
El sacerdote murmuro unas palabras-

No-dijo Niklaus Wiegant-el respeto por tu habito no llega a tanto-

¿Como nos ha encontrado?-chillo Sebastian Wilfing, y carraspeo-

Eso no tiene importancia,Sebastian. No puede entrar. Ya no. Han ocurrido demasiadas cosas desde su ultima visita.

-El intercambio de palabras sorprendio a Agnes. Jamas habria esperado que su padte se opusiera a su antiguo compañero de la epoca española,pero ahora oia que lo estaba haciendo. Y Sebastian Wilfing lo apoyaba. Agnes sintio algo indescriptible;hasta hacia unos mese,siempre habia confiado en el efecto de su padre por ella y ahora de pronto parecia que tal vez podia volver a confiar en el. El dominico habia destrozado su vida y ahora el padre de Agnes se lo echaba en cara y le negaba la entrada. El corazon le latia con fierza y no noto que la voz que ultimamente siempre protestaba cuando pensaba en Niklas Wiegant como su padre,ahora callaba-

la biblia del diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora