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-Pavel se quito el manto gris y lo plego cuidadosamente;despues ayudo  a Buh, que siempre se quedaba enredado. Inspiro el aire frio y rancio del convento: una inspiracion profunda como la de alguien que durante las ultimas horas casi no habia tomado aliento,al igual que Buh.
Se habian dirigido a la ciudad de madrugada,los negros habitos ocultos bajo los mantos grises. De esta guisa a primera vista parecian dos monjes normales,dos cofrades que recorrian las callejuelas para comprobar si alguien requeria ayuda. En esos dias nadie miraba dos veces a nadie,porque de hacerlo quizas comprobaria que la persona con la que uno acababa de cruzarse estaba apestada y eso podria provocar una angustiosa pregunta: <<¿Acaso me habre contagiado a travez de ese contacto fugaz?>>, y en cima tendria uno la certeza de que nadie estaba a salvo. Pero en tanto que uno se limitaba a atravesar apresuradamente la ciudad y lograra evitar los carros de los enterradores,en tsnto que ningun miembro de la familia mas inmediata habiera fallecido y uno hubiera eludido cualquier contanto con los demas para no tener que enfrentarse a las penas de sus conciudadanos...., resultaba posible conservar la ilucion de que a lo mejor uno se salvaria. Era evidente que la sifra de quienes mantenian esa actitud se reducia cotidianamente-

Mal...mal...mal-tartamudeo Buh,mientras Pavel se ponia de puntillas y le alisaba la tonsura-

Si-dijo Pavel-malos tiempos

-El abad Martin se habia negado a los ruegos de Pavek dursnte mucho tiempo,pero este no habia aflojado. Asi que desde hacia poco una vez a la semana dos custodios,camuflados bajo sus mantos grises, abandonaban el convento durante un par de horas,recorrian la ciudad y despues regresaban. Siempre eran dos. Se protegian mutuamente,de la misma maneraen la que protegian el diabolico libro que otros habian dejado a su cuidado. Pavel estaba convencido de que,mediante esta medida,lograria evitar que volviera a ocurrir lo mismo que hacia veinte años. Cada dos semanas soñaba con el monje blandiendo el hacha,con las mujeres presas del panico y los niños que gritaban,todos se le parecian como fantasmas mientras el se revolcaba en su catre entre gemidos. Soñaba con la mujer del craneo desteozado dando la luz al niño en su ultimo estertor...
Esta vez descendieron por la ladera a lo largo de la cual la ciudad de Braunau se extendia desde el convento hasta el rio,atravesaron la puerta de Nieder apenas vigilada y remontaron la empinada ladera opuesta hasta la iglesia de la Virgen Maria y su cementerio. Buh andaba con el ceño fruncido,pero sin decir nada. Si Pavel concideraba adecuado visitar una iglesia en la que hacia años los protestantes celebraban misa,tendria sus motivos.
Pavel no le daba mayor importancia a la enemistad entre las religiones. La tarea que el y los otros seis custodios debian llevar a cabo era independiente de la interpretacion de la fe,y si fracasaban en su quehacer,tanto los miembros de la fe catolica como los de la luterana solo serian marionetas que el diablo podria aniquilar a placer. Desde la iglesia a su cementerio se gozaba de un excelente panorama de toda la ciudad. Permanecieron alli durante mas de dos horas,observando la agonia de Braunau-

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