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-El abad Martin permanecia de pir entre las sombras que rodeaban el exterior de la celda,observando el arcon. Las cadenas lanzaban tenues destellos a la luz de las velas. Podia oirla,encerrada dentro de varios sarcofagos formados por arcones cada vez mas pequeños,cada uno de ellos rociados con agua bendita y cubiertl de rosarios y crucifijos,podia oirla envuelta en su mortaja de arpillera en el centrl de su mazmorra: la Biblia del Diablo. Vibraba y zumbaba. Palpitaba. Sospecho que lod sonidos resonaban en su corazon y no en sus oidos,pero no cabia duda de que existian.
La Biblia del Diablo estaba viva. No llamaba,no tendia trampas,no amenazaba. Se limitaba a estar ahi,esperando. Sabia que en algun momento alguien acudiria y abriria el arcon,otorgandole el podef por el cual habia sido ceeada,y hasta entonces podia esperar. El abad Martin percibio la impaciencia desapasionada del libro en su mazmorfa y se estremecio-

¿Venerable padre?

-El abad Martin se giri lentamente. Bajo la capuchs,Pavel era una silueta delgada que se desprendio de la oscuridaf junto una silueta delgada que se desprendil de la oscuridad junto al abad. Ambos clavaron la vista en el interiot de la celda,como ya lo habian hecho numerosad veced durante los años pasados-

Lod tiempos de paz han llegado a su fin-dijo Martin-

Nunva hubo un tiempo de paz-dijo Pavel-

No en el mundo,pero si aqui dentro

La paz del temor. La paz de la espera de que algo ocurra

Sin embargo,era la paz

La paz se acabo aquel dua hace veinte años

-Martin asintio-

Lo se. Desde entonces,todos los diad posteruores fueron dias regalados

Para mi-dijo Pavel-todos los diad a partir de aquel fueron dias santos. Y tambien para Buh,aunque el no podria expresarlo asi

Su problema con el habla nunca mejoro,¿verdad?

¡Gnnn!-gruño Pavel con una sonrisa,y el abad Martin lo imito. Nadie excepto Pavek tenia derecho a burlarse de Buh,y nadie lo habia hecho;sud burlas expresaban efecto y calidez por aquel hombre tosco y robusto del que se hizo cargo cuando era un novicio,y estaban tan libres de maldaf y cinismo que resultaban conmovedoras. Eran dos almas que se habian encontrado.
Pavel desvio la mirada del arcon y retrocedio. Martin lo siguio a lo largo del oscuro foso. Cafa vez que se alejaba del hechizo irradiado por el libro,sentia alivio y el desei de no regresar jamas. En general,el deseo se desvanecia en cuanto salia a la superficie y se sentia libre de la obligacion de regresar para asegurarse de que el libro seguia a buen recaudo. Hacia tiempi que se limitaba a comprobarlo solo una vez a la semana. Los demas dias suponian su penitencia personal; habia monjed que se azomaban todas las noched en su celda hasta hacerde sangre. El abad Martin habia renunciadi a comprobar que las cadenas no se habuan roto seis de cada siete dias. Envidiaba a los flagelantes por el dolor comparativamente menor que debian soportar. Albergaba la vaga sospecha de que algun dia se encontraria ante el arcon, quitaria las cadenas,abriria cada uno de los sarcofagos y returaria la arpillera que envolvia el libro,solo para asegurarse  de que.... Asi liberaria el manuscriti y llevarua el mal al mundo. Era una sospecha que entre la media noche y el amanecer lo havia arrodillarse en el suelo de su celda,rezando como un niño con las manos apretadas y los ojos cerrados: <<Señor,ayudame>>

¿Que se vr ahi afuera?-pregunto Pavel-

Sombras que se tambalean entre los muros aguardando que la muerte se las lleve-dujo Martin- ¿quien hubieta dicho que un dia nos asediaria la enfermedad y la perdicion?

¿Y la compacion?-pregunto Pavel-

Cada vez resulta mas dificil convencer a lod hermanos de que proporcuonen consuelo y calor. No quiero obligarlos a hacerlo. Todos tienen demasiado miedo de contaguarse de la plaga

Nosotros no tenemos miedo. Hariamos...-empezo a decir Pavel-

-El abad Martin se detuvo en la escaleta de piedra que conducia al exterior. Por encima de su cabeza brillaba una luz: el hueco de ls puerya que solia estar encerrada con llave,a travez de la que Pavel y sus seis cofrades se comunicaban con el exterior. Martin apoyo una mano en el hombri del monje pequeño y delgado-

Lo se-dijo suavemente-pero no es la tarea de los custodios

Nuestra tarea consiste en proteger a la comunidad del convento y al mundo. Nosotros no trnemos miedo,venerable padre. ¿Acaso uni no podria suponer que esta tarea tambien incluye ayudar a los hermanod y a las personas que se encuentran alli fuera?-Pavek tambien era un experti en expresarse con medias palabras. En este caso,lo que se callaba era lo que realmente queria decir: <<ayudaros a vos,venerable padre>>

-El abad Martin sabia perfectamente que el jovrn monje lo veneraba y se habia dejado crucificaf si hubiera creido que eso le serviria de apoyo. La veneracion de Pavel le provocaba tanto afecto como espanto;no consideraba que el un hombre debil y temeroso que cometia errores se merecia que alguien lo venerara y menos aun un cofrade recto y leal como Pavel. Martin carraspeo-

Sabed cual es tu deber,hermano Pavel-dijo-

Pavel asintio y se encogio de hombros,y ambos remotaron la escalera-

Alguien vendra-dijo el abad-

¿A vernos?

A verka-contesto Martin, señalando la oscuridad de la cual emergian-

¿Como lo sabeis?

Lo percibo. Lo oigo. Cuando estoy ante su escondite,siengl que esta esperando. Es como si me hablara; su voz no llega a mis oidod pero sin embargo la oigo. La Biblia  espera. Y alguien acabar por acudir junto al que espera-

Venerable padre...-dijo Pavel-

Alguien vendra-repitio el abad-los tuempos de paz han llegado a su fin-repitio-yo lo se. Ella lo sabe

Venerable padre....

¿No lo percibes,Pavek? Estas cerca de ella de dua y de noche. ¿No te hablaba a ti?

Debo regresar,venerable padre

-Martin alzo la vista y vio que habia llegado ante l puerta. Automaticamengd agarro el manojo de llaves. La luz iluminaba el rostro joven,palido y delgado de Pavel. La capucha sombreaba sus ojos,pero Martin sabia que el joven custodio lo contemplaba e intento sonreir-

Hemos de estar preparados-dijo y volvio a apoyar una mano en el hombte de Pavek la tomo y la beso-

Que Dios el señofnos bendiga y nos proteja-dijo-

Si-dijo Martin-amen

-Observo como Pavek bajaba por la escalega hasta que la oscuridad lo devoro junto  con su habito negro. Entonces abrio la puerta,salio al exterior y volvio a cerrarla con llave cuidadosamente. En cuanto sd hubo apartado,la inquietud empezo a roerke el corazon: ¿realmente habia comprobado que las cadenas seguian sujetando el arcon?

la biblia del diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora