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-Pavel dió un paso hacia delante para asegurarse de que el anciano realmente estaba muerto. El abad Martin se inclinó encima del lecho.
Tomás alzó la mano y aferro la casilla de Martin. El abad ahogo una exclamación. Tomás lo arrasteo hacia si. Pavel se acer o de un brinco para liberar al abad de la mano del moribundo,pero entonces oyi el susurro de una voz seca:<<Confiteor dei...>>-

Alivia tu alma,hermano mio-dijo el abad con voz temblorosa-

Podlaschitz ha mierto-dihi el anciano. Hablaba en voz tan baja que el abad tuvo que Acer ar la oreja a su boca,pero en la cabeza de Pavel cada palabra resonaba como un grito-yo fui el último. Quienes aún están allí siguen vivos, perdón están muertos.

-Pavel dejo caer los hombros. La compasión que sintió por el abad de pronto incluyo a Tomás. El anciano no estaba en su sano juicio. Había superado el viaje desde Podlaschitz para no morir en pecado,y ahora su resistencia le hacía una jugarreta. Si ese era el tipo de broma amada por Dios,entonces su humor era negro. El abad le lanzó una mirada de soslayo. No sabía que hacer-

Los abandone-susurro el anciano-se apoyaron en mi,pero yo los abandone.

Dios te perdonará-murnuro el abad-te marchaste con el fin de preparar tu alma para la eternidad. Ese es el santo deber de...

Escúchame,reverendo padre-jadeo Tomás,incorporándose aferrado al habito de Martin,pero volvió a caer de espaldas en el catre-ya he expiado la maldad que cometi con mis congéneres. He habitado entre las almas olvidadas por Dios.

Ego te absol...-empezo a decir el abad-

Pero cometi un pecado contra San Benito-musito-¿Puedes absolverme también de eso, reverendo padre? ¿Puedes? ¿PUEDES?

No lo se-dijo Martin,a quien el último grito de Tomás había sobresaltado-

Eres el único que puede hacerlo-susurro-solo tu. ¡SOLO TU! Se lo tu puedes hacerlo, reverendo padre. ¡PORQUE TU TIENES LA CULPA DE QUE LO HAYA COMENTIDO!

-El anciano se agarraba el hábito del abad,obligándolo a arrodillarse. Pavel se acerco,pero el abad le indico que se acercará e intento liberarse de la mano de Tomás,pero está era como una tenaza de hierro-

¿Recuerdas lo que me ordenaste hacer allí? ¿En aquel entonces?

-Martin bajo la cabeza. Presa del espanto,Pavel vio que el rostro del abad se descomponia-

Si-musigo el abad-

Obedientia . ¿Sabes que si fin del ca, reverendo padre?

No es culpa tuya, hermano Tomas. Solo mía. Si lo yo soy responsable de derramar la sangre de ese inocente,no tu...

¡Obedientia! Yo la infringi, reverendo padre. ¡Tu me obligaste y yo infringi la obediencia!

-Pavel trago salíba y se llevó la mano a la garganta. El horror que lo invadía anuló el espanto que le provocaba por los cientos de muertos por la peste que llenaban las callejuelas-

Dos hombres acudieron a Podlaschitz-diho el anciano;su voz era casi inaudible-dos hombres preguntaron por el maldito libro. Sabían donde había estado antes.

¿Que has hecho,hermano Tomas?

¿Me has oido, reverendo t? Dos hombres preguntaron por el libro. Todos tus esfuerzos fueron inútiles. No lograste borrar la huella de la Biblia del Diablo. Antes o después,alguien vendrá aquí y tendrás que volver a dar la orden de cometer asesinatos

-El abad Martin agarró la descarnada muñeca de Tomás. Sus nudillos estaban blancos-

la biblia del diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora