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-El sacerdote dio un paso adelante como si oretenfiera abrurse pasp entre ambos hombres. Pero estos se tomaron de la mano y le cerraron el paso. Agnes contuvo el aliento. Ambos ancianos daban la impresion de que preferian dejarse matar antes que franquearle el paso al oscuro sacerdote.
Entonces vio que la cabeza  bajo el birrete asentia. Lo que mas le hubiera gustado era sacar el puño por la ventana y gritar: <<¡Vete, so demonio!>>,pero se limito a aferrar el pasador de la ventana como si quisiera arrancarlo.
El hombre oscuro se dispuso a alejarse sin decir una sola palabra mas. Su negro atuendo se confundio con su sombra y esta con la oscuridad mas alla del circulo iluminado de la entrada. Despues giro la cabeza y niro hacia arriba por encima del hombro....como si hubiera percibido la presencia de Agnes junto a la ventana. Ella quiso retroceder,oero la mirada de el la descubrio y se detuvo. Las piernas se negaban a sostenerla y que su alma no pereciera en ese mismo instante solo se debia al hechizo de la mirada del oscuro sacerdote. Unicamente veia esa nmirada,solo oia latidos de su propio corazon que rezonaban como si palpitara en medio de una enorme catedrsl vacia. Despues se pregunto si el hombre de la callejuela realmente la habia visto,pero en aquel instante no dudo que la habia reconocido,puesto que ella tambien lo habia reconocido a el.
    El oscuro sacerdote era Cyprian Khlesl-


-La casa no recupero la tranquilidad hasta que los serenos empezaron a hacer su ronds:<<¡Todo esta bien!>>,pero nada estaba bien. Agnes,tendida en su lado de la cama,procuraba sosegar su respiracion para que los latidos de su corazon no la asfixiaran. Hubo grito. Por primera vez,Agnes tomo conciencia de que,cuando se ponia nervioso,la voz de Sebastian hijo era tan chillona como la de su padre. Habia compredido cada una de sus palabras;desde la perorata mas bien enigmatica que afirmaba que no se podia confiar en nadie y que todos los jueces de Viena izaban su bandera al viento que soplaba con mas fuerza en vez de plegarse a la constante brisa de la justicia,hasta la erupcion asombrosamente variada de insultos lanzados contra el joven señor Khlesl, que habria deslucido la aureola del joven Wilfing en cuanto a su caracter de yerno ideal y ejemplar,en caso de que lo hubieran oido otras personas que aquellas que ya lo conocian. Cuando la situacion se calmo por fin,el odio liberado en la sala de la primers planta siguio resonando por toda la casa.
La criada roncaba y resoplaba. Agnes escucho el crujido de las vigas cuando el frio del mes de febrero derroto la debil calidez interior,el rumor de la carcoma en la madera y los ruidos de la cada que indicaban que algunos aun estaban despiertos. Cuando se incorporo,Agnes sintio una palpitacion en la garganta. Nunca habia notado cuanto se movia la cama si uno no se quedaba quieto. La criada empezo a respirar entrecortadamente y Agnes no se atrevio ni siquiera a tragar saliva. Despues la criada siguio roncanfo y Agnes bajo de la cama buscando sus zapatos. No volvio a respirar hasta que sus pies rozaron el frio cuero.
Se puso de pie el suelo de madera crujio. Lo maldijo y al mismo tiempo estaba tan tensa que podria haberse echado a llorar. Llegar hasta la puerta le llevo una eternidad y tuvo que evitar varios obstaculos: las tablas irregulares que amenazaban con hacerla tropezar,el suelo que crujia y las oquedades debajo de las tablas que habrian delatado hasta la leve pisada de un gato. Cuando llego hasta la puerta,dejo de sentir frio;las mejillas le ardian. Abrio la puerta y cada chirrido la hacia cerrar los ojos presa del espanto. Cuando por fin alcanzo la escalera y nadie se habia despertado,la mas asombrada fue ella.
En el extremo superior de la escalera ardia una llamita azul en un candil que tal vez seguiria encendifo durantr otro cuarto de hora;antes de que se apagara,un criado medio dormido se quemaria los dedos al rellenarlo con aceite. Los señores Wiegant y Wilfing se permitian el lujo de reducir el peligro de romperse el cuello durante unq visita nocturns al retrete,situado junto a la escalera. En el descansillo de la primera planta ardia otro candil,y habia un tercero en la planta baja.
Agnes descendio la escalera con mucha precaucion-

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