ESQUIROL

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- ¡Ala! Parezco un esquirol. - Raoul Abre la boca frente al móvil, y mueve la cabeza de un lado a otro.

Agoney le mira desde la puerta del comedor, que da directamente al salón donde su marido está sentado, haciendo el tonto.

Sigilosamente se acerca por su espalda, y puede ver que en la pantalla del móvil hay un rubio con orejitas marrones y naricita rosa. Sus mofletes se curvan hacia arriba y complementan el sonrojo del filtro de Snapchat que está probando.

- Que precioso mi animalito.

Sin pretender asustarle le da un beso en la mejilla, pero que a causa de su saltito miedoso,  ha caído sobre sus labios.

A ninguno le ha parecido mal, pues no paran el beso hasta que Agoney se ha dejado caer sobre el sofá, haciendo maniobras para no tener que separarse tanto de Raoul.

- Que susto Ago... ¿Cuando has venido? - Dice cuando ambos están acomodados.

- Ahora mismo, pero estabas tan entretenido que no quise distraerte.

Los dos se sonríen, y Raoul gira el móvil para que ahora sea Agoney quién parezca un animalito, y esta vez a las orejas y a la nariz se le añaden unas gafas de pasta que le hacen la carita más redondita.

- Ahora si que eres una ardillita. Y las más regordeta de todas. - El rubio besa la mejilla del mayor y se hace un hueco en la pantalla del móvil, para que el filtro se ponga sobre los dos.

- Te queda mejor a ti, que te hace más bebé.

- ¡Ago!- Le mira indignado, pero con una sonrisa que no le hace para nada creíble.

- Guapo.- Le besa con cariño, cogiendo su barbilla para acercarle más a él. - Va, saquemonos una foto, que me la quiero poner de fondo de pantalla.

- ¿No es un poco narcisista tenerte a ti de fondo? - Bromea el pequeño, mientras cambia los filtros para ver cuál quiere esa vez.

Agoney se queda callado mirándole, o más bien admirandole. Observa su flequillo rubio despeinado, ya que aún sigue en pijama a pesar de ser entrado mediodía, y después se centra en las mangas, demasiado largas, de la sudadera amarilla que le compró Agoney cuando fueron una noche a la playa y el "chiquitín" se moría de frío. No había tallas más pequeñas, así que la usaba para estar por casa, y cuando olía al moreno.

- ¿Que te parece este? Te pone pequitas. - La sonrisa adorable que le dedica le hace salir de su mundo, y asiente.

- Que sepas que no es narcisista querer ver algo que me hace feliz todos los días.

Raoul le mira extrañado, ya habiéndose olvidado del comentario que había hecho anteriormente. Segundos después, ese ceño fruncido cambia a otra sonrisa, más sonrojada y avergonzada.

- En ese caso yo también quiero tener una foto nuestra.

Vuelven la atención al móvil, y hacen miles de fotos, con filtros, sin ellos y dandose besos hasta que ya no les queda rincón por besar, ni espacio en el móvil.

Mini Ficciones// RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora