CÓMODO

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Cuando llega a casa lo primero que hace es suspirar. Siente el calor habitual del piso, el olor a palomitas y las patitas de Bambi que se acerca con nervios.

- Hola bonita. - Ha aprendido que si quiere caerle bien a esa perrita, la tiene que halagar como a su dueño o le gruñirá. Se agacha y acaricia su cabecita, y después se empieza a quitar el gordo anorak. - ¿Donde está Ago? ¿Me llevas con él?

Bambi le ignora, y sale corriendo de vuelta al salón. Raoul ríe suavemente y cuelga el abrigo antes de quitarse también los zapatos y quedarse en calcetines. Agradece la calefacción que calienta el parqué.

- ¿Amor? Vente conmigo que estoy en el sofá.

Cierra los ojos durante unos segundos, algo en su estomago que se remueve y que le hace sonreír como tonto, teniendo que morderse el labio para que no se le note lo enamorado que está de esa voz que le llama.

- Ya voy.

Agoney está echado en el sofá, tiene la manta arrugada en su cintura, y una de las piernas se escapa por un lateral. Aún lleva la sudadera que le ha visto ponerse esa misma mañana, negra y gigante en la cual puede esconder sus manos. Raoul quiere esconderse en la suavidad de la tela.

- ¿Que tal en el estudio? - Ofrece la manta y un sitio donde poder abrazarle, Raoul no tarda en acomodarse a su lado, besar su cuello y oler lo poco que queda de la colonia que adora.

- Bien. Últimos retoques y eso. - Se deja mimar por las manos del moreno, que acarician su pelo y bajan a su espalda. - ¿Y tu? ¿Has llegado hace poco?

Observa el bol de palomitas a la mitad, y una película que está empezada.

- Sí. Me quería duchar pero hace tanto frío que me dio pereza y pensé en quedarme aquí calentito. Llevo todo el día esperando este momento de tranquilidad, aquí contigo. - Besa su frente con ternura, y Raoul hace un ruidito adorable subiendo la cabeza y besándole los labios. - ¿Quieres que pongamos otra peli? Seguramente me quedé dormido.

- Esa está bien, yo también estoy cansado. - Acomoda su cabeza de nuevo, está vez en el pecho blandito de su novio, y agarrado a uno de sus brazos. Agoney pone la película, y deja caer su cabeza sobre la rubia. - Te quiero mucho.

- Y yo peque. - Agoney le achucha un poco más, cerrando los ojos y notando la fría piel de Raoul. - ¿Tienes frío? ¿Te llega bien la manta?

- Todo perfecto amor. - Sube la mirada y le sonríe. - Estás cómodo.

Agoney suelta una carcajada, haciendo vibrar su pecho y que a Raoul también se le escape una risita.

Una hora después, solo hay respiraciones calmadas y piernas entrelazadas. La manta está bien compartida, y sus cabezas descansan una encima de la otra.

Raoul entreabre los ojos, aún entre la bruma del sueño, y nota el cuerpo dormido bajo él, tranquilo. Sube su mano y acaricia la barba del moreno, deja un último beso en su mejilla, y cierra los ojos de nuevo, durmiéndose definitivamente en brazos seguros.

Mini Ficciones// RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora