RESTAURANTE

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- ¡No!

La pequeña Aby lanzó la cucharilla al suelo, acabando con la paciencia de Raoul, quién se levantó furioso a recogerla.

- Eso no se hace Aby, hay que comerselo todo. - Fue Agoney quién intentó frenar la rabieta de su hija.

Pero la niña negó con la cabeza haciendo que sus rizos morenos danzaran por su cara y, a causa de sus mofletes húmedos por la sopa, se pegaran a sus mejillas haciendo que llevara la mano allí para quitarselos, manchandose más.

- ¡Asco!

Raoul soltó una risa amarga.

- Es que no le gusta nada, y encima estamos montando un espectáculo en el restaurante, y...

- Y tienes que tranquilizarte.

Agoney vio como raoul se sentaba derrotado frente a él, dejando la cucharilla fuera del alcance de su hija.

- ¡Papá!- Aby alargó sus bracitos regordetes intentando que el rubio le hiciera caso, pero quedó en intento cuando fue Agoney quién la levantó de la trona con el objetivo de llevarla al baño para lavarla un poco.

- Ahora volvemos, pide los postres mientras.

Se la llevó cuando empezó a llorar, y Raoul quedo con un nudo en la garganta.

Nunca pensó que sería tan difícil, nadie le había dicho que tendría que aguantar caprichos, rabietas, ni escenas en público que casi le hacen morir de vergüenza. Agradecía que Agoney fuera la calma personificada, porque siempre conseguía que todo saliera bien y que el estuviera tranquilo, cosa imposible con la pequeña revoltosa que tenían por hija.

- ¡Ya estamos aquí!

Agoney volvió a aparecer minutos después, cuando ya había dos trozos de tarta en la mesa y no un plato de sopa desperdigado.

- ¡Papá!- Esa vez si fue Raoul quién la acogió en sus brazos, y además también se ganó un beso en la mejilla de parte de su marido.

- ¡Son de chocolate?

- Sí.- Dijo a la vez que partía un trozo con la cuchara y se lo llevaba a la boca.- Y por dentro hay más chocolate derretido.

- Jo Raoul... Que intento adelgazar.

Levantó la vista de su amada tarta tan solo para mirar sorprendido a Agoney.

- ¿Adelgazar de que? Por favor eh, que estás perfecto.

- Yo que sé...- Se sentó en su sitio, y con una sonrisa boba probó la tarta. - Está rica.

- ¡Rica!- La pequeña estuvo a punto de meter su mano en el plato, pero Raoul fue rápido en apartarla y acercar la cuchara con un trocito que pudiera masticar bien.

- Mira qué linda... Es igual de glotona que tú.

- Mentira, yo como de todo y ella no.

- Ya sabes que cuando no duerme siesta se pone así, pues como tú.

El rubio infla sus mofletes haciéndose el enfadado, pero lo único que logra es hacer reír a Agoney.

- ¡Más!- Raoul decide dejarle la cuchara a la niña para que vaya cogiendo, y mientras charla con Agoney, quién de vez en cuando le acerca su cuchara para que también coma algo.

Es cuando deciden prestar atención de nuevo a la pequeña, que se dan cuenta de que ha caído rendida en brazos del rubio.

- Si estaba cansadita si...- Después de decir aquello, Raoul oyó el flash de un móvil, y cuando levantó la cabeza, vio a Agoney sonriendole a la pantalla.- Oye...

- Tengo nuevo fondo de pantalla.

Mini Ficciones// RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora