NUTELLA

348 48 10
                                    

Agoney cree que ha hecho bien en descansar un día e irse con Ricky a comer fuera. Desde que Raoul trabaja tanto él ha tenido que hacerse cargo de la pequeña de la casa, así que se merece un día de relax.

Ricky le vuelve a dejar en casa sobre las seis, se dan un abrazo y, aunque Agoney lo haya pasado bien, echa de menos a su rubito y al bollito que tienen por hija. Echa de menos sus mofletes gorditos, y está deseando llenarla de besos al igual que a su marido.

Pero cuando entra, todo esta demasiado callado. Se deja ver primero por el salón, y aparece en su campo de vision un rubito medio sobado en el sofá, con un brazo colgando y algo en su cara.

Extrañado se acerca más, y ve en una de sus mejillas una mancha marrón.

Se acerca más todavía, para olerlo, y después lo chupa, haciendo que una sonrisa aparezca en la cara de Raoul y se remueva. Es Nutella, está seguro.

- Hola amor. - Le besa los labios, pero no se entretiene. Si raoul estaba aquí, ¿donde esta la pequeña?

Va a la cocina y ahoga un grito cuando ve la que hay liada. Una bebé de poco menos de dos años está sentada en el suelo, con las manos llenas de chocolate, la cara marrón y el cuerpo medio desnudo manchado al lado de un bote de Nutella.

- ¡Raoul! - Empieza a ponerse nervioso, no sabe si reír o llorar, si comerse esos mofletes con sabor dulce o meterla en la bañera enseguida.

Cuando el otro padre entra, la niña se mete la mano en la boca y empieza a chupar con hambre.

- Oh... La merienda...- Agoney le mira con gesto serio, pero la carita de culpabilidad del rubio le vuelve débil. - Lo siento, yo la limpiaré, lo prometo, confía en mi. Iba todo bien, de verdad, lo siento mucho.

Se adelanta y coge a la niña en brazos, manchándose ahora él. Besa la mejilla regordeta, y se lame los labios después.

- Venid aquí anda. - Raoul, un poco dudoso, se acerca al moreno, que sorprendentemente les abraza ambos, lamiéndoles la cara. - Estáis riquísimos.

- Ago, he decidido que quiero estar más tiempo en casa, con vosotros. - Le mira con sinceridad, los ojos brillantes y la sonrisa alegre.

Agoney le sonríe de vuelta, contento de poder tenerle, de poder besarle, y compartir a su hija.

- Mientras no dejes que vuelva a rebozarse en chocolate y nos quieras mucho mucho me parece bien. - Y vuelven a juntar los labios, con la niña llenándole de Nutella el cuello y la cara, haciendo que se tengan que ir a la bañera los tres juntos.

Mini Ficciones// RAGONEYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora