Natasha Romanoff era alguien de temer.
Mucho más cuando sin saberlo, te convertías en uno de sus blancos. No por nada era la mejor espía del mundo.
Y ahora tenía puesto el ojo en cierto castaño.
—Sabes que estás haciendo las cosas de la manera difícil, no?.
—Claro, debería usar mejor los pies para comer las donas. —Ironizó el castaño.
—Hablo de Steve. —Se cruzó de brazos. —Siempre te la pasas coqueteando con él.
—¿Si así es o fuera, en que te afecta Romanoff?.
Luego de terminar una larga misión, el equipo había regresado a la torre.
El castaño había salido para abastecerse o mejor dicho atragantarse de donas y cafeína antes de encerrarse de nuevo a trabajar.
Ella le había esperado pacientemente a que llegara y tuvieran esa conversación en privado.
Puede que para el resto del equipo sus bromas solo fueran para molestar al correcto Capitán, pero ella veía más.
—Steve no es como todas las personas a las que estás acostumbrado. —Habló con firmeza. —Si sólo estás jugando con él, mejor retrocede.
—¿Eso que olfateo en el aire son celos o envidia?. —Dijo con burla.
—Es mi amigo. —Le señaló. —Si te atreves a lastimarlo te las verás conmigo.
—¿Hablamos del mismo Steve Rogers o me perdí?. — Le miró con una ceja alzada.—Querida, el no necesita que lo defiendas. Tiene casi cien años, puede que no lo sepas pero literalmente, ¡Es el Capitán América!.
—Porque sé muy bien quien es, es que te lo advierto. —Le miró con intensidad. —No te conviene ser mi enemigo Stark.
—Cariño. —Se le acercó con una sonrisa. —¿Y si te digo que es todo lo contrario? No es como si me importara tenerte como enemiga o no Nat. Pero, si extraoficialmente, te dijera que soy serio?.
—Entonces. —La pelirroja le miró a detalle. Una sonrisa se dibujó en sus rojos labios. —Extraoficialmente, tienes a una aliada.
El castaño le entregó una de sus donas para cerrar el trato.
Donde algunos ven sumas y restas, Tony Stark veía multiplicaciones.
No por nada era un genio.
Claro que Natasha, no se quedaba atrás.
ESTÁS LEYENDO
Amor Sin Medida.
FanfictionTony Stark lleva mucho tiempo suspirando por Steve Rogers. Tanto que un día se da cuenta que ese hermoso y tonto rubio jamás se dará cuenta de sus sentimientos por él sino hace algo pronto. Steve Rogers pasa cada día sin vivir en realidad. Envuelto...