Amor Sin Medida.

Directo.

Tony sabía que aquello, era un movimiento arriesgado.

Pero no podía posponer más aquello. Las oportunidades se esfumaban y tenía que jugársela a por el todo.

—Habíamos acordado que dejarías estas tontas bromas.

—Lo hice. —Bufo. —¿Quién dice que estoy jugando?

—¡Para ti todo es un juego Stark!. —Alzó la voz. —Te ríes y coqueteas con todos, perfecto pero deja de hacerlo conmigo!.

—¿Por qué?. —Dijo con curiosidad. —Solo quiero hacerlo contigo.

—¡Pues busca a otro que te entretenga!. —Golpeó la pared molesto.

El castaño ni se inmutó por su arranque de ira.

—¡Pensé que querías dejar esas disputas, incluso que fuéramos amigos, pero sólo me estás viendo la cara de idiota!.

—¿Ser mi amigo?. —Rodó los ojos —Rogers, no mientas.

—¡No lo hago!. —Pudo notar que se sintió ofendido pero era la verdad.

Había que dejar las cosas claras con él de una buena vez por todas.

—¿Crees que no me doy cuenta de la manera en la que sonríes y me miras?. —Supo que dio en el blanco al verlo agitado.

Quiso acercarse, pero Steve le detuvo con su mano.

—Dije que basta.

—Lo sé, porque es lo mismo que siento yo. Me gustas Steve. —Sonrió al ver que el rubio le miraba sorprendido. —Sé que es así.

—Te equivocas. —El mayor le rodeó y abrió la puerta para irse.

Stark la cerró de un golpe y le empujó contra la pared.

—O te mueves, o lo haré yo.

—¿Por qué fuiste a buscarme ese día Steve?. —Le confrontó. Pero sólo obtuvo silencio. —Estabas celoso, querías verme tanto como yo a ti.

—Es tu ego hablando.

—Sabes que es cierto. —Sonrió. Ambas miradas bajaron a la boca contraria. —Justo ahora quieres besarme, tus ojos y cuerpo me lo dicen, pero te resistes.

—¡Sólo calla Stark!.

—Puedes obligarme viejo.

Le tomó su rostro y le besó.

Rogers le empujó pero eso no lo detuvo, Tony tomó su boca de nuevo.

Esta vez, con más hambre que antes. La resistencia del rubio duró sólo un par de segundos.

Stark sonrió internamente.

Los brazos del rubio rodearon su espalda, apresándolo contra el cuerpo ajeno.

No fue el único que se perdió en aquel beso apasionado, el cual le supo a gloria.

Ese, si era un beso como dios manda.

—Puedes negarlo todo lo que quieras. —Sonrió contra su boca. —Pero tu cuerpo es más sincero Steve.