Gimnasio.

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—¡Vamos Rogers!. —Bufo. —¿En serio no sabes hacer nada más que actividades físicas?. 


Steve negó divertido, al tener horas libres le había llevado al gimnasio.

Llevaban ahí entrenando más de dos horas pero el castaño se seguía quejando como al inicio.


—Si vinimos aquí es para entrenar, aunque uses tu armadura para pelear, deberías mejorar tus habilidades de lucha cuerpo a cuerpo.


—¿Debo tomar eso como un halago o un insulto viejo? —Alzó una ceja. —Por si no lo sabes, ya sé pelear.


—Veámoslo. —El rubio entró al cuadrilátero quedando frente al menor.


No era como sino confiara en sus habilidades, pero no estaba de más que Stark supiera defenderse por sí solo.

Eso le daba más tranquilidad.


—¿Crees que por ser un viejo no voy a golpearte?. —Rió y le hizo señas para que se acercara.


—Podrías intentarlo. —Alzó los hombros tranquilo. —Pero no será agradable para ti, eso te lo puedo asegurar.


Lo admitía.

Stark era demasiado competitivo.

Cuando se trataba de tecnología, era el mejor. Pero en técnicas de combate él era mejor.

Sin importar cuántas veces el castaño lo intentó nunca pudo derribarlo, era demasiado ágil y fuerte.


No pudo evitar soltar una risa al verlo molesto. 

La diferencia entre ambos físicamente, era demasiado notoria.

Tony, irritado, lanzó un golpe pero le dominó con facilidad con una llave y le dejó contra el suelo.


—¿Te rindes ya, o quieres continuar?. —No podía negar que estaba disfrutando el momento.


Steve le tenía contra la lona, boca abajo. Sujetando su brazo y con su cuerpo encima del castaño.


—Jamás me rindo viejo. —Su sonrisa aumentó al ver el brillo de desafío en sus ojos miel.


Su rostro se acercó un poco más al del menor.

Notó como el menor giraba un poco más su rostro hacia el suyo.

Ninguno sin dejar de mirar, casi hipnotizados los iris del otro.


—¡Wow! ¡Lo siento, no quisimos interrumpir!.


Steve le soltó y se apartó incómodo al escuchar esa voz detrás de ellos.

Tony se levantó mirando a ambos con clara molestia.

¿Desde cuándo esos dos iban al gimnasio de la torre?.


—¡Clint!. —La pelirroja jaló a su amigo del brazo. —No hemos visto nada, solo continúen.


—No pasa nada. —Dijo tratando de no sonar incómodo. —Solo practicábamos.


—Seguro. —Sintió su rostro enrojecer un poco por la sonrisa de su amiga.


Ambos se retiraron.


—Si ese era tu plan. —Tomó un trago de su botella. —Mi cama es mucho más cómoda que esto Rogers.


—No lo hice por eso. —El rubio se acomodó las vendas irritado.


Más que nada estaba preocupado, ¿En qué estaba pensando?.


—Seguro viejo. —Le señaló divertido. —Puedes negarlo, pero tu mirada dice lo contrario.

Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora