Amor Sin Medida.

Compras.

—¡Muy bien niños!. —Les hizo una seña.  —¡Reunión!.

—¿Tendremos que aguantar todo el día en plan diva a Stark?. —Bufo el moreno.

—Alguien no tendrá helado. —Bromeó en tono musical. —Bien, recuerden son libres de escoger lo que quieran incluso más de uno pero que sea acorde a la ocasión, para que vean que soy un buen padre.

—¿Me recuerdas para qué te seguimos en esto?. —Dijo con la boca torcida el moreno.

—¿Será por que soy quién va a pagar Wilson?. —Le miró con ironía. —Cerebro de pájaro tenias que ser. ¡Bien, nos veremos en el restaurante de aquella esquina cuando terminen, ahora largo de aquí!.

Les hizo señas con la mano como si espantara moscas.

—Dos horas deberían ser suficientes. —Dijo el rubio. —No se separen.

—Y habló mamá gruñona. —Palmo su hombro. —Agradezcan de tener un padre comprensivo como yo.

Todos rieron y se separaron en grupos de dos.

Stark les había llevado a un centro comercial para realizar las compras, alegando que no permitiría que nadie luciera como un vago en su fiesta.

—No deberías de tratarlos como niños. —Le reprochó el rubio al quedar solos.

—Solo estás celoso que nuestros hijos me quieren más a mi que a ti. —El rubio negó con la cabeza divertido por el tono de papá orgulloso del menor.

—Seguro, entonces nos vemos después.

—¿De qué hablas Rogers?. —Le sujetó del brazo evitando que escapara. —No confió en tu sentido de la moda, es anticuado como tú.

—¿Disculpa?. —Le miró indignado por su comentario.

—Estás disculpado. —Le sonrió divertido. —Pero no lo vuelvas a hacer.

El castaño le arrastró a una gran tienda. No tuvo que ser muy observador para notar que era una demasiado costosa.

—No necesito nada. —Quiso convencerlo.

—No irás a mi fiesta en camisetas. —Rodó los ojos.

—Ya tengo ropa. —El menor le ignoró mientras rebuscaba entre las prendas. —¡Tony!.

—Silencio viejo, prueba estos. —Le tendió varias mudas de ropa.

—No pienso comprar nada. —Se cruzó de brazos. No quería ni imaginar lo que sería deberle algo a Stark.

—En eso coincidimos. Ahora ¿Te cambiarás tú sólo o te ayudo? —Stark le miró de arriba a bajo con una traviesa sonrisa mientras lo señalaba. —Mira que por mi, lo hago encantado.