Cafetera.

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Ni siquiera el correr más de 25 Km le ayudó a calmar su mente o corazón.

Había tenido sexo con Stark. Más veces de las que podía recordar.

Y no se arrepentía.

Le había costado horrores dejarlo, pasó varias horas despierto observándolo dormir.

Tenía que admitir, que Tony lucía adorable de esa manera.

No quería generar rumores que podrían afectarlos a todos, la idea de que alguien se enterase sobre lo que había pasado le preocupó.

Mientras más se demorase en salir peor sería, pero no quería ser un idiota al abandonarlo así como si nada.

Sabía que por lo menos, ese detalle le sacaría una sonrisa.

Al regresar a la torre, como lo imaginaba el lugar era un desastre.

Aunque habían señales de vida.


—¿Noche dura?. —Se sirvió un vaso de agua.


—Tú me lo dirás. —Ignoró el comentario de la pelirroja. —Después de su "discusión" nadie más les vio. Pensaron que se habían matado entre sí.

El rubio negó con la cabeza, no había considerado eso.

Su mente sólo había tenido presente separar a Banner del castaño.


—¿Y, no piensas decírmelo?. —Se cruzó de brazos.


—¿Qué cosa?. 


—Cómo te fue con Tony. —Alzó una ceja pícara su amiga.


—Bien. —Dijo respirando hondo, tratando de que su rostro no lo delatara.


—¿Sólo bien?. —Le picó con una sonrisa. —¿O, demasiado bien?.


—Iré a tomar un ducha. —Tras limpiar el vaso lo dejó encima del lavado.


—¿Con Tony? —Negó con la cabeza. Nat era incorregible.


—¿Dónde estará la cafetera?. —Escuchó a sus espaldas.


Sonrió.

Se excusó diciendo que él no tomaba café mientras se iba.

Aunque sabía que estaba en la habitación del castaño, el mismo la había dejado allí.

Si lo pensaba bien, ¿Qué se supone que eran ellos ahora? ¿Compañeros que sólo tenían sexo?.

Se habían dejado llevar por sus impulsos.

Tony había dicho que gustaba de él.

Y el no podía negar que se sentía atraído por el castaño pero, hasta cuándo sería eso?.

Más que nada, ¿Qué tanto quería que se alargará esa relación? La cual ni habían platicado formalmente ni se podría decir que existía.

Stark bien podría aburrirse de él. Y la idea comenzaba a preocuparle.

Tenían que hablar.

Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora