Esmeraldas.

1K 153 1
                                    

Sintió como su cuerpo se mecía de un lado a otro.

Por poco le da un infarto al ver su rostro verde frente al suyo.


—Miedoso. —Alargó una risa grave.


—Con esa bienvenida, quién no lo tendría?. —Le reclamó avergonzado.


 Suspiró aliviado al ver que la tormenta había parado. Aunque se sorprendió de verse en brazos de Hulk.

Todo estaba cubierto por el manto blanco, imposible de saber en dónde estaban.

Claro que aquella cercanía, a cualquiera le pondría nervioso.


—Sabes puedo cami—


—Debilucho. —Le miró ofendido. —Más rápido.


—Bueno supongo que tratándose de ti, todos lo son. —Rodó los ojos ante aquel sonido afirmativo que soltó. —Es bueno sentirse querido por los amigos. —Dijo con sarcasmo.


—No ser amigo. —Aquello le tomó con la guardia baja.


—Auch, bueno no me sorprende. —Hizo una mueca. —Con Bruce es igual.


—Clint ser más.


—¿Qué quieres decir?


Hulk se detuvo y le miró.

Por primera vez, gracias a la claridad del día pudo verle de cerca.

Se sintió un poco nervioso ante la intensidad de aquellos iris esmeraldas, en los cuales podía verse claramente.

Se exaltó al ver como su expresión cambiaba de sereno a enojado.

Hulk gruñó y le cubrió con su otro brazo al escuchar un zumbido cerca de ellos.


—Tranquilo amigo soy yo. —Abrió sus ojos al escuchar esa voz.


—¿Sam?. —Trató de quitar la enorme mano que le impedía ver.


—Nos dieron un buen susto. —Les sonrió. —Los estamos buscando desde hace horas.


—¿Dónde están los demás?.


—A 6 kilómetros de aquí hacía— ¡Hey!


Como pudo se agarró del otro mientras éste saltaba y corría.

No pudo ver nada hasta que escuchó las voces de sus amigos.


—Hay que llevarlo a la nave. —Suspiró al oír a Steve.


Para sorpresa de todos, cuando Rogers quiso sujetarlo, Hulk se alejo y le gruñó en tono de alerta.


—Cap, retrocede. —Sam le aconsejó.


—Hulk. —El rubio dio otro paso con las manos en alto. —Somos tus amigos, no vamos a—


—¡Fuera! —Gritó molesto.


—¡Hey, fortachón! —Natasha fue hasta él con una sonrisa aliviada de verlos a ambos a salvo. —Puedes soltarlo ya, nosotros nos haremos cargo ahora.


Todos suspiraron aliviados cuando le hizo caso.

Steve y Sam le tomaron con cuidado, atentos a la mirada desconfiada del grandote.


—Dios, apestas hombre.


—Si. —Siseo de dolor. —Eso es lo que pasa cuando usas la ropa de un muerto.


Nat les hizo una seña para que se fueran arrodillada frente a él.


—Hulk —Éste giro a verlo. —Gracias.


Durante el viaje en el Quinjet, Barton no dejó de mirar a Banner en ningún momento.

Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora