¿Decepción?.

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Steve caminaba con pasos rápidos.

Desde hace tres días se excusaba con todo para no permanecer en la misma habitación que el castaño.

Aquello no era algo de lo que se sintiera orgulloso, pero le servía para calmar los pensamientos problemáticos que empezaba a tener con Stark.

Nada puros ni sanos si era sincero.


—¡Oye Cap!. —Se detuvo al escuchar esa voz. —¡Dios, creí que no te alcanzaría!


—¿Necesitas algo Sam?. 


—Quería platicar contigo sobre, ¿Cap, estás bien?. —Notó que el rubio miraba a los lados. —Luces distraído estos días.


—Pensaba en algo. —Se excusó.


—¿En Stark?. —El rubio le miró. —No te culpo, esta más insoportable que nunca. Te juro que espero que un día de estos se vaya volando en su armadura y no regrese.


El soldado sonrió mirando por la ventana. No se dio cuenta de la mirada amenazante que el rubio le mandó por su comentario.


—Somos un equipo. —Habló con autoridad.—Como tal, debemos trabajar juntos.


—Cap seamos honestos, Stark sólo está aquí por su tecnología y recursos. —Apretó los puños. —En cuanto se canse de jugar al héroe, se irá.


—No deberías expresarte así de él. —Dijo tratando de sonar sereno. —Aún con todos sus defectos, es un compañero excepcional.


—Bueno, me alegra saber que esta vez no vendrá con nosotros.


Ambos avanzaron por el pasillo hasta la sala de juntas.

En dirección opuesta iban Tony y Bruce. Ambos reían, seguro por alguna broma de Stark.

Aquello le molestó.

Sus miradas se cruzaron por un momento, le hizo sentir incómodo y ansioso.

La voz de Banner interrumpió y justo como inició, terminó.

Esperaba algún comentario jocoso y burlón. 

No pasó.

Ambos se retiraron.


—¿Cap no vienes?. —El rubio miró extrañado hacia atrás. Por raro que fuera se sintió, decepcionado?


        ***


—Tony, estás escuchando?.


—Si.


—No lo parece. —Le acusó el doctor. —¿Me lo dirás o tendré que averiguar porque tienes esa expresión de satisfacción en tu rostro?.


—Dime Brucie. —Se apoyó en la mesa con una sonrisa peligrosa. —¿Tienes algo que hacer mañana?.


Su amigo le miró con una ceja alzada, muy seguro que lo que tenía en las nubes a su amigo era algo muy malo. 

Ya era hora de subir de nivel. ¡Oh, aquello iba a ser bueno!.

Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora