Declaración.

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Clint jamás agradeció que le dieran de alta como ese día.

Aunque luego de casi una semana ahí, quién no se alegría?.

Todos le habían visitado varias veces.

Nat no perdió oportunidad de hacerle bromas sobre su nuevo gusto a "tomarse  vacaciones" en la enfermería.

Sólo Banner no fue a verle.

Y eso le molestó.

Le había buscado incluso a su cuarto, pero éste jamás respondía.

Ese día, fue hasta el laboratorio pero no le consiguió, iba a irse cuando escuchó una música en el fondo.

Caminó despacio y le vio sentado en el suelo.

Con sigilo, tomó asiento frente a él.

Notó como respiraba lentamente.

 A veces más rápido y luego con una exhalación profunda, regresaba al ritmo original.

Era un cambio diferente a siempre verle ansioso y queriendo escapar de él.


—¡Por Dios!. —Contuvo una sonrisa al verlo echarse para atrás asustado al abrir los ojos. —¿Podrías no aparecer así?


—Lo siento, no fue mi intención. —Levantó las manos al aire con una sonrisa. —Es que te veías tan concentrado que no te quise molestar.


—Que sutileza tienes. —Banner se levantó disgustado. —¿Necesitas algo?.


—Sólo quería agradecerte, ya son dos veces. —Le recordó.


—No es nada.


—¿Mi vida te parece poco?. —El castaño se detuvo al oír su tono.


—Sólo ten más cuidado. —Le miró con seriedad. —Esta vez tuviste suerte, nunca se sabe contra qué nos enfrentemos. Deberías de tomar tu vida más en serio.


Asintió con una sonrisa.


—¿Qué hacías?. —El castaño le miró confuso. —En el suelo.


Banner rascó su cabeza con una mueca.


—Seguiré preguntando. —Alargó las sílabas. 


—Tomé clases de meditación y respiración. —Dijo incómodo. —Me ayuda a controlarme.


—Lo comprendo. —Bruce le miró escéptico. —Soy un arquero, sabes? la concentración y la respiración es crucial para mi.


Bruce le miró curioso.


—¿Tan raro es saber que coincidimos en algo?. —Le picó con una sonrisa. 


—Debo volver al trabajo. —Desvió de nuevo la mirada.


—No fuiste a verme. —Se apoyó en la mesa. —En la enfermería.


—No fue necesario. — Revisó la base de datos frente a él. —Nat me mantuvo informado.


—¿Siempre hablas con ella de mi?. —No pudo evitar sonar molesto.


—¿Desde cuándo te importa lo que haga? —Le confrontó irritado. —Si tanto quieres saberlo, sólo ve a preguntárselo a ella.


Apretó la mandíbula y respiró hondo.


—No quiero discutir. —Dijo sincero. 


—¿Y qué es lo que quieres? —Se cruzó de brazos. —Sé directo, pues empiezo a no verle sentido a éstas conversaciones.


Avanzó y se detuvo frente a él.


—Quiero que salgas conmigo.

Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora