A solas.

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Si había algo que a Tony le fascinaba luego de todo los meses que tenía de "cacería" con Rogers, era tentar al extremo al rubio y que se entregara a sus bajos deseos.

 Aunque eso no le quitaban las ganas de ser él quién corriera hasta el y devorar esa boca.

Podía ver el deseo en su mirada, pero se contenía a pesar de estar a solas.

Justo eso era lo que lo tentaba a provocarlo aún más. ¿Por qué tenía que ser tan obstinado?


—¿Cómo sabías que vendría?


—Soy un genio Rogers. —Le recordó con picardía. —Yo lo sé todo.


—No debiste hacerlo. —Alzó una de sus cejas al sentir el reproche tan pesado en su voz. —Los paquetes, no quiero que gastes tu dinero en mi.


—¿Si sabes que esa compra ayudó a alimentar a la numerosa familia de alguien más?. —El rubio le miró indignado por esa excusa, el sonrió divertido.—Sería un crimen devolverlos, no te parece?.


—Lo dejaré pasar por esta vez. —Suspiró y le miró con firmeza. —Sólo vine para aclarar eso.


—Vale... Ya lo hiciste. —Avanzó un paso riendo. —Y todavía sigues aquí Cap, ¿cuánto más vas a pretender que no viniste porque te mueres por besarme?.


Steve le miró fijamente. En menos de dos pasos estaba frente a él.


—Luces cansado. —Abrió sus ojos sorprendido cuando el mayor delineó las bolsas debajo de sus ojos. —Deberías cuidarte más Tony.


Si tan sólo supiera que cada gesto y caricia de su parte derretían su corazón.


—¿Sabes qué? Al demonio.


No le importó nada más, rodeó su cuello con sus brazos e hizo lo que quería hacer desde que lo vio en la sala.

Besarlo como si fuese el fin del mundo.

Sonrió internamente al sentir como Steve le abrazaba y le hacía avanzar.

Esta vez, tras caer en la cama el rubio quedó encima suyo.

No se quejó. ¿Cómo poder hacerlo con tan apasionado y delicioso beso?.


—Creo que alguien me extrañó demasiado. —Sonrió triunfal al separarse y sentir su erección contra su pelvis.


—¿Quién me besó primero?. —Siseo molesto pero esta vez fue él quien le besó con ímpetu.


¡Rayos! Como había extrañado sus labios.

Esa ya no tan torpe e inexperta lengua luchara contra la suya por tomar el control.


—Bueno, considerando que la vez pasada casi rompes mi ropa.—Su piel se erizó al sentir como su pulgar se deslizaba de su labio hasta su cuello. —Yo diría que estamos empatados.


—¿Qué te tomó tanto?. —Steve casi desgarró su camisa al sacársela.


—Maldita burocracia. —Balbuceó contra su boca mientras desabrochaba su cinturón.


—Lenguaje.


—Ambos sabemos que...— Gimió al sentir su mano colarse debajo de la toalla y subir por su muslo. —Mi lengua te encanta Cap.

Jadeo al sentir como su otra mano deshacía el nudo y su húmeda piel quedaba expuesta.

No duró mucho.

El rubio se frotó contra él, gustoso le imitó y se olvidó de todo.


¿De qué demonios platicaban? Claro, ya luego se vengaría de los culpables al mantenerlo tanto tiempo alejado de su estúpido y ardiente rubio.

Ahora, ambos  tenían mucho tiempo por reponer y se le ocurrían muchas maneras interesantes de lograrlo.

Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora