Parque.

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Bruce sabía que eso no terminaría bien.

Menos para él.

Cuando le sugirió salir, bien pudo mandarlo a volar. No lo hizo ya que sabía que no se rendiría.

Pero esto, empezaba a ser incómodo.


—¿Éste era tu gran interés por salir?. —Se cruzó de brazos mirando al rededor.


—Dije que quería salir a dar un paseo. —Elevó sus hombros. —Vamos, hay de todo un poco.


—¿Qué puedes encontrar en Central Park que es tan diferente a otro lugar?. —Cuestionó curioso.


—¿Aire fresco?. —Alzó una ceja divertido. —Si pudieras estar en cualquier lugar ahora mismo, dónde sería?.


—¿Trabajando? —El rubio le miró incrédulo —No lo sé, cualquier lugar estaría bien.


—¿A qué edad aprendiste a socializar?. —Bufó el arquero.


—A la misma que tú al aprender cuando parar de hacer preguntas incómodas a los demás. —Dijo molesto.


El rubio sacudió sus hombros de la risa mirando al lago.


¿Qué tenía que hacer para librarse de él?


—¡Por Dios!. —Giró a verlo apoyando sus codos en el puente. —¿Tan difícil es decir algo que te guste, que tan mala perspectiva tienes del mundo?.


—Me gusta leer. —Dijo ente dientes molesto de ser el centro de atención de todos. —¿Feliz?


—Mucho. —Le guiñó el ojo y avanzó.


No le quedó de otra más que seguirle.

No era como si odiase el lugar. Era relajante y con una gran vista.

Pero no le gustaban los lugares concurridos, mucho de que preocuparse si por algún error el otro sujeto aparecía.

Al ver a dónde le llevaba, no pudo evitar negar con la cabeza.

En serio, una librería?

Por lo menos ahí habría silencio.

Pudo sentir su mirada en su espalda todo el tiempo, pero fingió no notarlo mientras buscaba uno interesante.

Luego de pagar. El rubio le llevó a un pequeño restaurante.

Quiso negarse, pero su estómago le recordó que no había comido nada ese día.

Mientras comían, Barton le preguntó sobre sus libros.

No había aceptado que el pagase, y sería descortés ignorarle.

Rendido, le habló sobre ellos.

Sin darse cuenta ambos terminaron platicando sobre toda clase de títulos.

Nunca pensó que Clint tuviera un gusto por la lectura. Aunque si lo pensaba bien, no conocía nada de su vida a parte de ser un agente de S.H.I.E.L.D.


—¿Quién lo diría? Un hombre moderno con gustos antiguos. —Notó el brillo en su mirada.


—Te dije que soy aburrido. —Rodó los ojos.


—Al contrario. —Le sonrió travieso. —Eres interesante Bruce.


Desvío la mirada por la ventana.

Notó que el día lucía más oscuro.


—Pasó el tiempo. —Dijo al revisar el reloj. —Debo regresar.


—Podemos quedarnos un poco más. —Le picó con una sonrisa. —No es como si tuvieras horario que cumplir


Casi se vio tentado a aceptar. Pero negó con la cabeza, ya tenía suficientes distracciones suyas como para aumentarlas.

Además, el había cumplido con su parte.

Barton suspiró y ambos se marcharon del lugar.

Pero el día, como cosa rara en su vida, no estaba de su parte.



Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora