Fiesta.

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Ser un buen amigo no era fácil, y nadie lo lo sabía mejor que Natasha Romanoff.

Steve no pensaba ir a la fiesta.

No se lo permitió.

No cuando quería que sus amigos dejarán de ser tan idiotas y se declararán al fin.

Tuvo que pelear varias horas para que el obstinado rubio se alistara y asistiera.

¿A quién creían que engañaban ese par de tontos?.

¿A ella? Ni de chiste.

Había notado que Tony progresaba con su amigo las últimas semanas.

Por lo menos las discusiones entre ellos habían disminuido.

Aunque no era como si esos dos pudieran dejar de tener opiniones opuestas, pero veía que ambos ponían de su parte para llevarse mejor.

Pero desde que fueron de compras había notado que Steve estaba distante.

No tenía que ser adivino para saber que era obra de Stark.

No permitiría que esos avances se fueran por la borda.

Jaló del brazo al terco rubio y ambos ingresaron al evento principal.

Como lo esperaba. El lugar estaba repleto, agentes de S.H.I.E.L.D. por todas partes.

 Comida, música, algarabía y todas las bebidas que querías.

No por se decía que Stark siempre botaba la casa por la ventana.


—Y bien Steve, cuándo te le declararás al fin a Tony?.


El rubio giró a verle sorprendido. Tragó fuerte y relajó su expresión.


—¿Sigues con eso?. —Se cruzó de brazos. —Deja de decir tonterías.


Ambos estaban en la barra. Steve mirando todo a detalle, más que nada a alguien en específico y ella sirviéndose su propia copa.


—Entonces, ¿Podrías explicarme por qué no has dejado de verlo desde que llegamos?.


El rubio apartó la mirada.

Ella sonrió.

Había llegado el momento de ayudar a su amigo a darse cuenta de sus sentimientos.


—Bueno es difícil no hacerlo. —Apoyo ambos codos en la mesa. — Siempre lo buscas con la mirada, sonríes cuando lo ves y cuando no está, te pones ansioso.


—Creo que tienes demasiado tiempo de ocio. —Le reprochó el rubio incómodo por esa conversación.


—Y la cereza del pastel. —Señaló al frente con una sonrisa. —Te pones celoso cuando alguien más está con él.


La sonrisa de Natasha incrementó al ver como su gesto se cerraba con molestia. Stark estaba más que pegado al doctor.

Y Bruce no se quedaba atrás. Eso era un 2x1.

Tenía que reconocerlo. Stark sabía lucirse.

Si las miradas matarán, Bruce ya estaría mil metros bajo tierra.


—¿Sabes que somos hombres no?. —Dijo irritado. —No es correcto.


—Lo que no es correcto es que dejes pasar tu oportunidad con él. —Le sirvió un trago. —¿Has oído el dicho de "El que se para pierde su silla?" Bruce es el más cercano para sentarse en él.


—No me gusta Tony. —Notó el brillo de ira en su mirada. —Es irresponsable, orgulloso, narcisista y con un ego más grande que una montaña.


Asintió a sus palabras con calma.


—Y aún así, no puedes dejar de mirarlo. —Le dijo con ternura. —Steve, no hay nada de malo en lo que sientes.


—Para mi lo es.—Dijo incómodo.


—Entonces. —Sus rojos labios dibujaron una sonrisa con picardía. —Admites que sí te gusta.

Amor Sin Medida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora