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─ El cielo, de un azul intenso, nos cubría con su manto. El mar, teñido de carmín por los rayos del ocaso, relucía cual espejo. Y, en derredor, las hojas de Yggdrasil refulgían con su luz vital.

El silencio se hizo presente en la sala. Tan solo podía escuchar el crepitar del centenar de velas encendidas.
Dongpyo caminó de un lugar a otro en la estancia, rompiendo el silencio con el sonido de sus zapatos pisando el suelo. Tras posarse al lado de la ventana para observar aquel cielo cubierto de estrellas, continuó su discurso.

─ Aquella visión celestial quedó grabada a fuego para siempre en lo más hondo de mi alma. Y jamás la olvidaré, así viva hasta el final de los tiempos.

Una sutil sonrisa apareció en su rostro además de algunas lágrimas que comenzaron a deslizarse cuidadosamente por sus suaves mejillas.
Quería regresar, quería volver a aquel lugar mágico. Pero sabía que era imposible. Vivía en un mundo protegiendo a otro. No podía irse, lo dejaría desprotegido... ¿O no?

Regresar a Somnia, el Mundo Onírico, era lo único que deseaba en la vida.
Desde pequeño siempre había tenido que lidiar con el hecho de ser el guardián del portal entre el mundo terrenal y el mundo de los sueños, pero esa vez que estuvo allí, en aquel lugar increíble con gente de todo tipo...
Le causaba mucha impotencia estar tan cerca de él y a la vez tan lejos.

Pero siempre pensaba que, si de verdad amaba tanto ese lugar, no regresaría nunca, tan solo por quedarse protegiéndolo fuera de él.
Los seres vivos de ese sitio era tan frágiles que la brisa más suave de primavera podría romperlos. No. Definitivamente, no dejaría que les pasase nada.

Su cabeza estaba hecha un lío. Cientos de pensamientos contradictorios y sin sentido iban y venían, sacándolo de cualquier tipo de realidad.

─ Dongpyo.

Se giró hacia la voz. Había olvidado totalmente que tenía una visita. Otra visita más a la que había aburrido contándole su aventura en Somnia.

─ Dime, Jinwoo.

─ Me marcho ya a dormir. Y tú deberías hacer lo mismo, mañana será un día importante.

Dongpyo solo asintió y su visitante se marchó de allí. ¿A qué se refería con día importante? Sencillamente, no caía en la cuenta de lo que ocurría o iba a ocurrir.
Comenzó a darle vueltas al asunto hasta que cayó en la cuenta. Mañana era el día de su coronación.
¿Cómo se le podía haber olvidado algo tan importante?
Ah, cierto. No quería que llegase ese día y no le daba menor importancia.

Pero en la otra punta de la ciudad, a las afueras, ese día sí sería importante, y mucho.

─ Finalmente, mi venganza será llevada a cabo... ─agarró su arco y comenzó a prepararlo todo. Solo tenía algunas horas por delante antes de su gran debut como asesina─ Prepárate, futuro monarca... Tu reinado será el más corto que haya existido jamás...

Unos pasos se escucharon acercándose donde se encontraba. Calló de inmediato y esperó expectante a que la puerta se abriera, aún sabiendo perfectamente quien sería.

─ ¿Yohan? ─preguntó un joven entrando tímidamente a la sala─ Ya tengo el veneno y las flechas, pero sigo esperando a que me digas a quién quieres matar exactamente.

El chico soltó un bufido de queja mientras se acercaba a él para arrebatarle lo que recién había traído.

─ Minkyu, creo que es bastante obvio a quien quiero matar, ¿no crees?

─ ¿Al rey? ─no recibió respuesta─ ¿Aún sigues con eso?

─ ¿Qué si aún sigo con eso? ¡Te recuerdo que mandó ejecutar a mis padres por algo que no hicieron! ─hizo una pausa para intentar tranquilizarse, siempre le ponía nervioso hablar de aquello─ Pero no, no lo voy a matar a él. Mataré a su encantador y querido hijo de la misma manera en la que mataron a mis padres. Con una flecha envenenada, para que sufra una muerte lenta y dolorosa.

─ ¡Pero él no tiene nada que ver con lo que pasó!

─ Lo sé, mataré a un inocente, como hizo el rey. Y antes de que lo preguntes: sí, podré vivir cargando con esa muerte.

Minkyu no respondió. Simplemente agachó la cabeza algo apenado. Yohan lo vio y sintió lástima. Siempre era así. Siempre sentía lástima por él y dejaba que le ayudase, aunque no fuese más que un tonto. Un tonto con las ideas muy claras. Y su idea principal era conquistar a aquel asesino en potencia. Entrañable, ¿no es cierto?

Yohan se acercó a él y lo miró fijamente a los ojos, realmente ese chico, aunque se burlaba de él y trataba como un esclavo, en el fondo lo apreciaba.
Dejó un sutil beso en la mejilla de él, que en seguida se ruborizó.

─ Anda chaval, vete a casa. Tu madre estará preocupada. Ah no, que no tienes ─soltó él comenzando a reírse.

Minkyu no supo qué responder, siempre se quedaba en blanco cuando le decía cosas así. Y sí, hubo muchas veces más que le había soltado una fresca de ese tipo o peor, pero ahí continuaba, siendo el perrito faldero del chaval. Estúpido, ¿verdad?

¿Pero quién no era estúpido por amor?

⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora