Capitulo 29 Adicta al sufrimiento.

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Yo estaba cada día peor, ojeras en mis ojos, mis manos con cicatrices permanetes, mirada perdida, corazón de hielo.

Iniciaban las clases en unos días, yo no podía, no quería ver a ninguna de esas personas que me dañaron, cambie, antes sonreía ahora lloro, antes hablaba de más ahora me quedo en silencio guardando el dolor para mi misma.

Mi madre va a trabajar pero de noche su llanto cesa a más no poder, ambas estamos mal eso lo se, me vale lo que yo sufra pero no me parece que la única persona que me ha querido este mal.

Todo esta pésimo ahora visto con sudaderas largas para ocultar mis heridas, corte mi cabello hasta un poco más abajo de los hombros, ya no tengo alegría, he olvidado como sonreír a la vida, vivo sin sentido alguno, solo por mi madre, ella me necesita y no la defraudare.

Se escucha el timbre.

Abro la puerta y allí esta él tan perfecto, con su misma mirada.

- ¿Qué haces aquí? ¡Largate! - me dispuse a cerrar la puerta pero el Cabeza Hueca puso su pie para que no fuera eso posible.

- Nat quiero ayudarte. Necesito mirar tu sonrisa verte radiar de energía.

- Me temo que no soy un genio para cumplir tus estúpidos deseos.

- Sigues fumando y tomando ¿verdad?

- Te vale.

- Nat deja eso estas arruinado tu vida.

- Mejor dicho estoy terminando con ella, mi vida se fue al Carajo desde aquel día ¿entiendes o te lo digo en español Bruno?

- Busca ayuda.

- Ya lo hice y mira como quede... - estoy segura que mi apariencia demuestra como me encuentro. - ¡vete! - desvíe mi mirada y vi a una chica guapa en un auto deportivo junto con Tomas y Víctor en la parte trasera. - ve con ellos, diviertete con tu nueva novia. - él apartó su pie y yo cerré la puerta de mi casa. Me recargue en la misma sintiendo dolor de cabeza, no me puedo mover siento que su presencia me alegra, una chispa de felicidad recorrió mi organismo, sonrei despues de tanto tiempo sin hacerlo. - ¡Hola Bruno! - susurré aún recargada en mi puerta como si detrás estuviera mi única salvación.

BRUNO.

Cuando ella cerro la puerta de su casa me recargue en ella, siento su presencia al otro lado. - ¡Hola Nat! - me gire quedando frente aquella entrada, recargue mi cabeza frente a la misma. - Te extraño.

Los chicos entendían mi situación, saben que ella me importa aunque jamas lo reconozca.

NAT.

Me gire quedando mi frente recargada en la puerta. - Te extraño Bruno. - dije más para mi misma. Ligeras lagrimas salían desde el fondo de mi corazón.

- Él esta allí ¿cierto? - mamá me miraba a lo lejos desde la cocina. - no lo dejes ir hija.

- No es asi de sencillo como parece, yo destruyo todo lo que toco y él se merece todo aunque eso me destroce pero vale la pena si lo veré... feliz.

- A donde tú vallas él ira. Te buscara hasta el fin del mundo.

- Yo me alejare de él por su bien.

- Tú lo dijiste, por su bien no por el tuyo.

- Adiós Bruno. - susurré limpiando mi rostro.

BRUNO.

- Adiós Nat. - me aleje dejando lagrimas caer por mi rostro limpiandolas enseguida, metí mis manos en mi chamarra porque hacia demaciado frío.

- No te escuchó? - Elena.

- Esta ya muy grave. - baje mi mirada entrando al auto.

- No te rendiras? - Víctor.

- Nunca. - suspire. - ella recapasitara.

- Vamos. - Elena.

- Estar aquí te afecta bastante amigo. - Tomas.

- No tienen ni idea. - avanzo el auto alejandome de la persona que más vale en esta tierra. - volveré. - mire por el vidrio aquella casa.

- Todo saldrá bien el próximo semestre. - Víctor.

- Aunque ella me ignore no la dejare sola, nunca. - dos lagrimas salieron sin un permiso previo desde el fondo de mi corazón.

Siento lo que ella siente, su aspecto me destroza por dentro.

Recorde aquellas palabras - La quieres más de lo que piensas. - tal vez y Bastian tiene razón.

- Jamas te imagine llorándo por una chica. - Víctor.

- Yo nunca imagine preocuparme por ella. - respire profundo. - nadie esperaba esto.

- ¿Cómo la ayudaras?

- No la dejare sola, si ella me quiere lejos estare cerca, si trata de hacerce daño seré su sombra. - estaba decidido luchare por ella, no se si es porque me ayudo antes o por otra cosa que no quiero sentir.

- Ya llegamos. - Elena.

De tanto pensar no me di cuenta que paso ya un buen rato y todo el camino me perdi en esa mirada, ella es un ángel, merece ser más que feliz, desearía bajarle la luna para que su camino se ilumine y pueda continuar. 

Recuerdo sus palabras :

- Tú mismo lo dijiste soy y seré una perdedora para siempre.

- Personas como yo no entran en tu mundo. Y aquí el unico error soy yo, jamas debí ver la luz del día pero mucho peor tu error fue conocerme.

Cada una de sus palabras se escuchan en mi cabeza, se odia a ella misma, se daña a ella misma.
No creo que terminar con alguien te unda tanto, estoy seguro que es por la perdida de su hermano o algo mucho peor.

NAT.

- Entonces el perdedor te estaba molestando?

- Dijo algo que es verdad estoy en un error pero eso no lo puedo remediar.

- Nat pensaste que harás en la escuela si te los cruzas en el camino.

- Ignorarlos, alejarlos de mi para que no sufran.

- Hablas de todos o de Bruno?

- No lo se, no entiendo mis sentimientos. - agache mi cabeza.

- Entonces ya dejaras eso. - me quito la navaja de la mano.

- No me obligues a dejarte de hablar. - le arrebate mi navaja.

- Esto.. - tomo mis manos y subió las mangas dejando a la vista mis cortadas con cicatrices. - no es sano.

- Nada es sano en esta vida, quien dijo que sería así.

- Nat prometeme que dejaras eso. - señaló al artefacto.

- No puedo. - corri al baño y me encerré. - Leon con todo el dolor de mi alma te pido que te retires.

- Para que te cortes con esa cosa? - habló detrás de la puerta. - no soy idiota para dejar que te lastimes. - dijo irónico. - dame eso y me marchare. - tome aire y pase mi navaja por la parte baja de la puerta. - ¡Gracias! te veo luego linda. - se alejo.

Él prometió no decir a nadie que me corto las manos, confio en Leo pero odio que se meta en mi vida.

Mi Secreto Confidencial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora