Capitulo 31 Vaya familia y vaya colegió.

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Mi habitación es morada con alfombra purpura, decoraciones violet, las cortinas son casi transparentes y tienen vista al jardín.

- Hija ya sera la cena cariño.

- Ya bajo señor mandón. - grite frustrada casi queriendo romper un vidrio, lo peor es que Leo se llevo mi navaja y no tengo nada con que calmar esto que siento.

- Hija? - hay pero si son más desesperados que mis amigos del club.

Baje las escaleras vestida con un pantalón azul rey, una sudadera gris (obvio de manga larga) 

- ¡Que onda! - dije de broma pero al ver semejante escultura griega me quede atonita...

- Tú debes ser Natalia ¿verdad?

- Y usted la amante de este señor verdad. - estaba harta de la gente desonesta, doble cara.

- ¡Natalia! - grito el señor que para mi es un desconocido desde hace rato.

- Yo soy Mar la madre de Ariadna y Kyle.

- Mmmm interesante, diganme cuanto tiempo llevan juntos?

- ¡Natalia! - que falta de humor se cargan.

- Solo bromeaba, soy Natalia Biridiana Contreras.

- Creí que eras bonita pero veo que eres hermosa. - dijo la rubia barbie parada enfrente mio.

- Como mi madre.. - en su cara.

- Esos ojos son como los de...

- Mi antes padre ahora mis ojitos son como los de mi hermano Rafa.

- Tu padre me a hablado de la buena relación que tenias con ella.

- Si es de las únicas personas que no me han hecho daño.

- Ma este celular ya no sirve necesito uno nuevo.. - una chica identifica a mi apareció con su cabello largo y rubio, los ojos verdes como la madre y muy hermosa como su protagonista osea yo.

- ¡Hey! ya veo que son una preciosa familia a la que jamas encajare así que los veo luego. - me di la vuelta pero frente a mi apareció Kyle. - Rubiesito que paso? pensé que eras más educado. - estaba siendo muy sarcástica.

- Ella vivirá aquí con nosotros por un gran tiempo así que espero se lleven bien entre todos para evitar problemas. - dijo el Señor traicionero sonriente.

- Voy a llamar a Leo. - tome mi celular marcando su numero.

- Ese tipo no me agrada, lo sabes Natalia.

- Perdió el derecho a mandarme desde el día que mi verdadera madre lo descubrió señor, así que mucho gusto, estaré arriba. - nadie dijo nada quizá notan mi tristeza.

Entre a aquella habitación,  busque cualquier cosa que me pudiera ayudar, encontré un vidrio roto en un cajón, lo tome y corte la parte superior de mi brazo dejando los problemas atrás.

BRUNO.

Solo un día y la veré.

Necesito abrasarla y darle todo mi apoyo, curar sus heridas,  aunque me cueste mucho lo lograre.

- Aquella chica de ojos azules hace un año era la más inocente e increíble niña que me ha cambiado, pase de ser egoísta y egocéntrico a realista e idealista.

Estoy sentado en la esquina de mi ventana con la guitarra en las manos, susurrando su nombre. - Nat.

NAT.

Hoy es un gran día, llevo mil días esperando entrar para no verles la cara a estos presumidos llamados Ariadne y Kyle. Kile ni que fuera un Kilo de frijoles o de peras, estúpido Kilo, digo Kile.

- Vamos Ariadne tengo que entrar, apurate. - resulta que mi baño no esta en funcionamiento y tengo que entrar al baño de esta fresa.

- Ve al cuarto de servicio... - con aquello recordé aquel día que me quede encerrada con Bruno, nos odiabamos mutuamente pero nos entendíamos perfectamente. Maldita sea. sacudi mi cabesita borrando los datos del Cabeza Hueca de mi memoria.

- Apurate bruja. - tocaba la puerta como loca.

- Que pasa aquí que son esos golpes. - tenia la mano medio ensangrentada.

- No es nada. - referí a mi mano. - pasa que su hija no me deja pasar al baño señora.

- Ari sal ahora.. - por fin un poco de justicia mundo cruel.

La polly pocket salio perfectamente arreglada como toda una señorita. Sin en cambio yo me vestia como vagabundo enjaulado. Ella usa un hermoso vestido mientras yo una sudadera que me llega hasta el ombligo (mis brazos no pueden ser vistos ante nadie). Me quede mirando en el espejo mis heridas ¿vale la pena hacerme esto? no,  pero se siente bien.

Salí del baño atando mi hermoso cabello en una coleta y mis tenis bien abrochados porque que mejor manera de comenzar el Colegio que haciendo ejercicio (mi materia favorita).

- Eres deportista? - preguntó Kilo digo Kile.

- Te importa? - alce mis cejas.

- A mi me gusta el deporte. - hasta tiene los mismos gustos que Rafa tenia.

- Me gusta tu ropa. - amaba la forma en la que mi hermano vestía ya saben mi verdadero hermano.

- Vamos National. - que bromista.

- Si vamos Kilo. - bromee pero él me miro fulminadome.

- ¡Estúpida! - gritó corriendo.

- Cobarde no te largues rubiesito.

En el auto:

- Porque esta nos acompaña madre?

- Porque yo soy la hija más importante para aquel señor ustedes son los hijos nacidos de un engaño.

- Idiota. - dijo la niña bruja de apenas 15 años.

- ¡Hey! Ari dije que nada de insultos.

- Escucha a tu madre santa Ari. - me burle en su cara.

- Esta chica busca que la saquen de la casa para volver con la loca de su madre. - maldito rubio oxigenado.

- A mi madre no le faltas al respeto así Rubio falso. - baje del auto porque estaba el trafico y me desespera esperar. Corrí hasta llegar a la escuela, suerte que vengo ligera y firme.

Me recargue en un árbol calmando mi respiración acelerada por la caminata. Entonces los vi Tomas y sus amigos frente a mis ojos, me dolió ver a Sebastián, por varios segundos me miró triste pero yo aparte la mirada, Bruno aparecio sonriendome iluminando mi camino a gran velocidad.

- Buena vista? - gire mi rostro y allí estaba mi amiga.

- Lud loca ya habías desaparecido. - la abrase. - y Leo?

- Acaso alguien quiere verlo?

- ¡Quizá! - sonreí como boba al verlo bajar de su moto y caminando en nuestra dirección, rodeo mis brazos con su mano.

- Aquí están mis doncellas.

- Leo que bueno es verte hay tanto que he de decirles. - me relaje.

- Cuenta. - dijo Lud entrando al chisme.

- Mamá me mando a vivir con mi padre y la otra familia. - dije tan rápido que ni yo capte la información.

- ¿¡Que!? - ambos recargaron sus manos en mis hombros.

- Ahora vivo con la familia perfecta que mi padre siempre deseó.

- Y que tal? seguro esta del asco esa vida. - Lud.

- Pésimo. - me deslize quedando en el pasto casi tirada.

- Vamos loquis es la hora.

Mi Secreto Confidencial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora