Capitulo 39 Ahora solo queda él.

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Perdi la noción del tiempo, no se cuanto tiempo lloré, tampoco cuanto he sufrido, solo sé que aquellas personas quieren acabar conmigo, destruirme.

Pero que estan esperando para acabar con lo que empezaron?

BRUNO.

Busque las pistas y al ultimo en ese edificio esta escrito. - Donde ella perdió todo. - lo entendí, aquel lugar, en las afueras del bosque, donde no hay nada ni nadie. Llame a todos, aceptaron ir, la tormenta se aproxima y tenemos poco tiempo.

Todos fuimos directo a aquella casa excepto por Maca y Víctor que se quedaron por si obtenian algo, lo que fuera de información. También Dereck se nos unió (apenas regresó del viaje y tiene que emprender otra aventura)

Estacionamos el auto un poco lejos de la mansión para que no nos noten. Cubrimos varios caminos. Esta casa es enorme hay tantas posibilidades de donde podria estar ella.

- Bryan, Tomás y Bren quedense aquí, nosotros entraremos.

- Perdona hermanito, yo salvare a mi mejor amiga, no me quedare esperando a que salgas con ella entre tus brazos. - Bren trató de abrir aquella puerta ya desgastada con la cerradura oxidada. - Sera mejor ir por detrás. - la miré.

- Ok vas pero cuidate, Dereck y Tomás vayan con ella, tu Bryan avisa a la policía como sea no importa si tienes que correr 2 kilometros. - él asintió con la cabeza dándome apoyo y corrió lejos. - manos a la obra.

Con mucho esfuerzo entramos.

- Esta casa esta horrible. - Peter.

- Silencio se escuchan voces arriba. - Bastian.

- No inventes tiene razón. - Peter.

Los vimos eran Ludmila y Justin con dos guardaespaldas detrás suyo.

- Esos tipos dan miedo. - Bastian. - pero la salvaremos.

- Tenemos que subir. - dije. - son dos opciones, salimos y los enfrentamos o nos escondemos.

- Obvio la uno. - Peter.

- Vamos entonces. - subimos las escaleras, buscamos en todas las habitaciones. Nada era todo lo que había, muebles desgastados, la madera descompuesta y muy rechinante. - Nat donde estas? - susurré.

- Ya te esperábamos. - nos dimos vuelta encontrando a Leonardo con un arma en su mano derecha, sonriendo. - a ellos no pero harán esto mas divertido. - los señores de 1.94 mtrs se acercaron, no podíamos hacer nada todos tienen un arma. - patéticos. - lo vi entrar a una habitación oscura.

- ¡Nat!  - grite repetidas veces mientras estos gigantes me arrastraban por la fuerza a una habitación a mi solo (a mis amigos los llevaron en otra dirección)

NAT.

- ¡Nat! - escuche repetidas veces tras la puerta.

- Bruno? - la voz no provenia desde la puerta, de hecho se escucha a a través de una pared. Me recargue en la misma. - estoy aquí. - susurré.

- Estas bien? - preguntó bastante preocupado.

- Ellos son unos asesinos Bruno.

- Estan dementes. 

- Si... - mis lágrimas no tardaron en aparecer.

- Tengo una idea, porque no salimos juntos cuando abran la puerta, corremos a buscar a los otros.

- Otros?

- Peter, Bastian, Bren, Bryan, Tomás y Dereck.

- No entiendo como pudieron venir aquí.

- Todos te aprecian demaciado.... hasta yo.

- Gracias. - recargue mi mano en la pared y pude sentir como él hizo lo mismo.

Y así fue, cuando los guardias abrieron las puerta nosotros corrimos, al ser una mansión era complicado encontrar la salida.

Entramos a una bodega donde la ventana esta abierta. - Tenemos que ir por ellos. - asegure. - fuimos de cuarto en cuarto, encontramos a todos y escapamos o al menos eso creímos.

La tormenta se adueñaba del espacio, los locos se llevaron las llaves del auto, solo nos queda correr.

No podía parar, tenia que llegar a casa, esta vez no volvería sola.

La nieve parece niebla y el frío infernal, no se puede ni respirar.

- ¿Dónde estas Natalia? - es Leo,  me esta buscando.

- Tranquila Nat solo hay que escondernos. - los demás se fueron en otra dirección.

- Hermosa Nat porque no vienes y así no le pasara nada a tus queridos amigos. - su sombra a lo lejos me causo escalofríos, de solo pensar lo que fue capaz de hacer. - Me estoy desesperando Natalia.

- Ven. - corrimos hacia los arboles, los disparos detrás nuestro nos alarmaron mucho más.

- Encerio a esto quieren jugar? - se burló casi ahogándose por el aire frío. - pero que infantiles son.

Cambiabamos de árbol porque es evidente que ya casi nos encuentra.

- Contare hasta tres Natalia, si no vienes dirás adiós a ellos para siempre. - como pude estar con él. - Uno. - su vos sonaba por todas partes, no se sabia si saldría de un lado o otro. - Debí de matarte cuando pude. - su maléfica risa resonaba en todos lados. - dos. - tengo que salir. - tres.... estas segura de que quieres esto?

- Perdona Bruno pero no puedo hacer esto. - corri gritando. - aquí estoy ok solo deja a ellos tranquilos. - detrás mio senti su respiración.

- Buena elección querida. - me empujo con fuerza a la nieve, mi cabeza se golpeo con una roca. - bastante inteligente eres. Acaso no entendiste que eres un error aquí. - me tomó del cabello para que lo viera a la cara. - si tan solo hubieras sido de otra familia. Todo sería diferente  - lo golpee en la cara causandole un pequeño sangrado en el labio inferior. - Valiente como Justin lo dijo pero a mi no me conmueves. - me golpeó en la cara bastante fuerte,no me rendiré.

- Tú y Justin piensan que llorare pero no derramare una sola lágrima por ustedes, su maltrato no es dañino ante mi. - rasguñó mi cara con su cuchillo, senti la sangre caer por mi delicada piel. - eso es lo unico que tienes?

Bruno llego por detrás suyo golpeandolo así como lo hizo hace años con Justin.

El arma cayó al suelo, la busque lo mas rápido que pude pero la estúpida de Ludmila me tomo por el cabello bastante furiosa. - Te odio Natalia, tienes todo, no mereces nada, menos a Bruno. Él debería amarme a mi. - comenzamos a pelear ambas, ella tiene un arma. Bruno dejo casi inconsciente a Leonardo, él me miró. - ¡Basta! - me tumbó en el piso. - Te quitare lo ultimo que tienes estúpida, él es lo ultimo que te queda. - mire a mi alrededor, los guaruras sostenian a todos mis amigos mientras estos se resistian. - ¡Dile Adiós! -  corrí lo más que pude pero ese disparo sono por todo el espacio.

- Nat? - sus manos temblaban demaciado. - porque te interpusiste? - mis ojos dejaban a su paso lagrimas de arrepentimiento, la nieve palida se cubría de rojo. Mis manos estan ensangrentadas.  - no debiste hacerlo. - pequeñas lagrimas salieron de sus ojos azules mientras me cargaba en en sus brazos, las sirenas de las patruyas se escucharon cerca. Pronto nos rodearon agarrando a todos los participantes en el secuestro. Mis amigos se acercaron, quizá y jamas volvería a ver la luz del día.

Estaba herida, mi estomago sangra bastante, solo recuerdo que todos dijeron. - No te rindas Na, estamos aquí. - me desmaye por la perdida de sangre.

Preferida arriesgar mi vida que la de él. Lo protejeria por sobre todas las cosas.

Mi Secreto Confidencial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora