Capitulo 32 Ya lo se.

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El tiempo pasa, no la neta apenas llevo unas horas de clase y ya quiero que sea fin de semana.

Acabando las mismas fui a entrenar y ejercitarme un poco, en la cancha me dispuse a correr alrededor por un gran rato, todo esta de maravilla, hasta que Bruno pasa frente mis narices tomando la mano de una chica, mi estomago se revolvió, aún así continúe corriendo, segui hasta que los vi... Sebastián besaba a una estúpida estudiante de primer año, una tipo Selena Gómez, como se atreve... idiota...  mis pies se descontrolan de la rabia en mi interior y no se como pero termino callendo al suelo (bueno al pasto) mis rodillas se rasparon, maldita suerte la mia, intento levantarme, tan pronto como lo dije unos brazos me levantan colocandome en una banca. - ¡Gracias! - miró al chico que me ayudó, me quedo muda.

- De nada. - me sonríe tan de cerca que siento escalofrios en todo mi cuerpo.

- Ya te ibas no? - otra vez el Mujeriego molestando.

- Primero te llevaré a la enfermería. - no, todo menos eso, pueden descubrirme.

- Neeee. Yo estoy bien así. - trate de disimular una sonrisa.

- Eres lo más lindo que me ha pasado desde que entre hoy a esta escuela. - me ayudó a levantarme recargando mi mano sobre sus brazos. ¡Hay cielo!

- No tienes que hacer esto Cabeza Hueca. - trate de alejarme pero el tomó mi cintura sosteniendome firmemente.

- Ya esta volviendo la Nat que todos conocemos.

- Lo dudo. - respire profundo por el ardor. - A mi parecer estabas entretenido con aquella bruja... digo chica.

- Si me encontraba entretenido antes fue porque buscaba llamar tu atención. - ya habíamos caminado bastante. Me aleje de él.

- No hagas eso. No te acerques a mi Rivas, jamas me perdonaría que.... - sufrieras por mi.

- Que? - se acercó mucho tanto que su aroma envolvia mi cuerpo bajo un hechizo.

- Que te alejes, yo no quiero que veas como terminara esta situación. - dije atrayendo su atención.

- ¿Qué es lo que jamas te perdonarias? - ahogenme.

- Acercarme a ti. - me di media vuelta sintiendo un vacío y mi respiración agitada.

- ¡Naty! - Leo me ayudo, yo acepte su ayuda para que Bruno se fuera y viera que no lo necesito aunque a decir verdad es mi única medicina.

- No puedo ir a la enfermería, si se dan cuenta de esto. - señale a mis brazos. - me mandaran a un manicomio.

- Solo porque me enamore. - no logre entenderlo.

- Dijiste algo?

- ¡Que yo te curare, mi vida! - acarició mi carita, su contacto me causo confusión.

- ¿Mi vida?

- Te sigues haciendo daño? - levanto las mangas de mi sudadera, me baje las mismas enseguida.

- ¿Qué crees que haces? - enfadada le aparte de su lado. - Si no estas de acuerdo vete, estoy harta de los reclamos.

- Nat intento ayudarte.

- ¡Pues marchate! - señale hacia el pasillo. - no necesito más reproches.

- Jamas estaras sola. - se acerco y me abrazó. - si te duele lo que viste con Sebastián desahogate pero deja ya sanar esas heridas.
- él tenia razón cortarme y lastimarme me dañaba mucho pero no podía dejar de hacerlo o el dolor regresaria.

- Te quiero.  - undi mi cabeza en su cuello con lagrimas invadiendo mis mejillas.

- Yo si te valoro Nat. - que quiere decir con eso. - esos tipos no valen siquiera una moneda de 20 centavos.

Mi Secreto Confidencial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora