Capitulo 33 - 2 años después.

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Me he convertido en una persona muy extraña, digo, ya mi confianza no la depósito en nadie, ya son dos años, cumpliré pronto 18, les dije que estoy pésimo pues ya lo saben.

Estoy harta de mi padre, de mis disque hermanos, de todos, Leo es mi novio pero parece que no quiere seguir porque a cada día esta mas distante, Lud sale con un chico raro que me da miedo, los chicos del club van pésimo ahora con decirles que por diversión robamos en tiendas, yo solo lo hago para hacerle la vida de cuadritos a ese señor, mi organismo esta ya bastante afectado por el alcohol y aparte lo que fumo al día ya no es nada normal, la situación que antes era mala ahora es pésima, he pensado en morirme, en ocasiones lo intentó, mis brazos han pagado mis errores, mi madre esta en un psiquiátrico por culpa de ese señor que cada vez desconozco más.

La peor parte es Bruno, mi corazón late solo por él, vivo porque lo veo a diario sonreír,  yo no lo undire conmigo, merece una chica linda que no sea adicta al dolor. Diario es lo mismo, los cinco chicos se pasean por el colegio dejando a mil tipas suspirando, todos son como ángeles, para mi el mejor es Bruno pero mi conciencia me obliga a alejarme de aquel chico que robo mi corazón.

A diario lo veo solo, me persigue a donde sea que valla, él no entiende que yo quiero salvarlo, de mi, una loca depresiva no merece estar con aquel chico perfecto.

Yo no merezco nada, por ello me siento bien al sentir aquella navaja pasar lentamente profundizando el ardor, recuerdo a mi madre diciendo que no me dejaría y ahora está encerrada como si fuera una loca.

Yo debí estar en su lugar, decepciono a todos los que confían en mi.

Hoy es invierno, estamos en temporada de navidad, donde las calles están cubiertas por nieve, el oxigeno es demaciado frío. Mi respiración es algo agitada.

Me encuentro en una fiesta donde ya perdi la cuenta de las copas que llevó, mis amigos bailan en la pista, yo solo estoy mirándolos mientras bebo cerveza, mi novio esta a lado mio besando mi cuello ya un poco sobrepasado de copas pero como dije hace años él sabe controlarce.

Me alejo para ir al baño, estoy muy mareada, siento que el piso se mueve, choco de frente con alguien.

- Fíjate idiota - resulta que me vacío su bebida encima.

- Que boquita te cargas Evans. - lo mire.

- Bruno Rivas pero si no podía ser alguien más. - limpie mi sudadera un poco.

- Ya peor no puedes verte bruja. - me di media vuelta ignorandolo.

Me toma por los hombros y me coloca contra la pared. - ¿qué tienes bajo las mangas? - no me digan que se dio cuenta.

- Na.... da... solo me rasguñe.... tienes algún problema con eso? - lo mire desafiandolo.

- Deja de hacerte daño y espero que lo que vi no sea algo que estoy pensando.

- Piensas? - me reí sarcástica. - felicidades. - lo abrace de broma pero él no me soltó.

- Jurame que no te harás daño.

- No... - lo abrase recargando mi cabeza en su hombro. - no puedo hacer eso.

- Nat que sientes por él? - despues de dos años me pregunta eso.

- Yo..... no....

- ¡Linda escena! - miramos hacia aquel lado encontrando a Leo muy consciente parece que la borrachera se esfumo de su cuerpo.

Ambos nos alejamos.

- Vamos Nat. - Leo me tomo de la mano, quería llevarme con él pero otra mano detuvo mi mano libre, lo mire.

- Bruno deja esto, no busques problemas por mi culpa... - sentir sus dedos rozando mi mano delicadamente me hacia enfocarme. - A alguien como tú no le debe importar mi vida. Te aprecio. - mi mano se alejo casi por acción porque en el fondo jamas me habría separado de él. - Adiós. - baje la mirada siguiendo mi camino con Leo.

El fin de semana:

Estoy esperando a mi madre, vine a visitarla al hospital gracias a aquel señor (que jamas volverá a ser mi padre), él la mando a este infierno.

- ¡Cariño! - mamá corrió a mis brazos.

- Te extrañe ma. - acaricie su cabello con lágrimas en mis ojos.

- Yo a ti querida. - acaricio mi cara. - eres hermosa mi niña porque sigues con esa cara se desaprobación.

- Odio vivir con ese señor y su familia perfecta, parecen de la realeza y son más delicados que una pluma.

- Pronto saldré de aquí y nos iremos lejos.

- Ya no puedo esperar más. - nos sentamos en un sillón.

- Y que paso con.... Bruno? - acaso ella lo conoce.

- De que hablas? - la mire medio enojada.

- Vinó a visitarme y él esta demasiado preocupado por ti.

- Ese engreído se atrevio a venir. - junte mis puños. - estúpido. - susurré. - ¿qué te dijo?

- Esperá que yo pueda ayudarte.

- Tal vez y tenga razón pero jamas debió venir.

- Dijo que eres muy astuta pero que la depresión se nota en tus ojos.

- Tanto así. - neta.

- Dijo que eres una orgullosa... - ahora si se las vera conmigo.

- Ya me voy ma. - le abrase con todas mis fuerzas.

- Te amo hija.

- Yo a ti ma. - la salude a lo lejos.

Sali enojada, ese que se cree para hablarle a mi mamá, decirle que yo soy una orgullosa y deprimida.

Fui a buscarlo a todas partes pero se que solo hay un lugar donde justo él jamas estara ausente. Aquel parque.

Al salir los copos de nieve caían sobre mi piel, me coloque la bufanda y el gorro (de esos tipo navideños) estaba que echaba fuego. Ya no lo aguantaba simplemente lo quiero mandar al Carajo.

El frió me envolvió. La luz del atardecer era rojisa y el cielo muy pálido como mi piel en esta época.

Allí estaba recargado en aquel barandal mirando hacia el horizonte, la laguna seguía congelada.

- Hola idiota. - se giro lentamente. - pareces menos valiente al verme a la cara. - lo empuje violentamente. - que fuiste a decirle a mi madre estúpido. - lo tome de la chamarra acercandome a su rostro. - deja de meterte en mi vida. - la gente nos miraba feo.

- Pareces mi novia preciosa. - me tomó por la cintura. - me encanta tu mal humor. - tocó la puntita de mi nariz. - me encantas Evans. - lo empuje demasiado fuerte.

- ¡Vete al Carajo! - me aleje. - si te sigues metiendo donde no te incumbe yo me encargare de largarme de este país. Ya me hartaste, no vuelvas, desaparece, yo te tomare de aquí en adelante como un irritante. Voy a hacer como si no existieras. Para mi.... estas muerto. - me di media vuelta caminando lejos de él.

- Si eso es lo que quieres.... - se paró frente a mi abriendo sus brazos ya harto de la situación. - jamas volverás a saber de mi. A fin de cuentas James tenia razón y eso es un problema... - se dirigió en la dirección contraria a la mia.

Lagrimas salieron de mis ojos. Porque duele tanto amar, es evidente que lo amo con todo mi corazón y jamas podre decírcelo.

Mis pasos eran como disparos en el alma, el pasado me estaba matando.

Mi celular sono y conteste en seguida.

- Diga...

- Hija estas en casa? - sabe que yo llego tarde los fines a casa.

- Pasa algo señor?

- Nat tu madre...... murió.

Me pare en medio del camino,  mis manos comenzaron a temblar, solo senti un mareo que termino dejándome inconsciente.
- Pidan ayuda. - grito un señor a mi lado.

Mi Secreto Confidencial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora