Capitulo 35 La necesito.

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Hoy me encontré con Lud y salimos por la noche al club, les aseguro que no he tomado ni una sola gota de alcohol.

- Te vez fatal. - Justin se sentó a mi lado muy normal.

- ¿Qué quieres? - no tengo interés en el asunto.

- Un día me pediste ayuda verdad. - asentí. - dijiste que querías olvidar y dejar de sufrir? - asentí. - yo recuerdo haber dicho que no era el momento. - lo mire. - pero así como estas ya nada puede salir peor. - me mostró por debajo de su chamarra una bolsa pequeña con polvo blanco.

- ¿Qué haces? - me acerque para que nadie lo notara.

- Si eres valiente esta es la solución, te sentirás de maravilla.

- Estas loco yo no hablaba de eso. - aleje su mano de mi vista.

- La necesitas Nat... - tomó mi mano y la coloco en la misma.

- Yo hablaba de.... - entonces pensé... mi madre está muerta,  en el entierro solo pude suplicar ser yo quien estuviese allí, mi padre tiene a esa familia perfecta, Brenda y Sebastián me causaron daño, mi hermano se fue, ya que tengo...... nada. -sabes? tienes razón. - cerré mi mano guardandola en mi bolsillo.

- Sabia que no me decepsionarias. - me abrasó.

- ¿Qué ocurre? - Leo llego alejandome de Justin.

- Nada solo hablaba con la nena de asuntos sin importancia. - se alejó entre la gente.

- ¿Qué te dijo? - miró mi rostro buscando respuestas.

- Nada.... solo preguntó por los chicos.. por cierto donde están?

- Ya sabes desahogando la mala energía en la pista de carreras.

- Vamos. - sujete su mano. - mi rey de la super pista me consederia el honor de ganar conmigo.

- Mmmm..... es una propuesta tentadora no lo negare pero.... que pasa.... - lo abrace.

- Este es el ultimo día. - él solo me miro con cara de ¿qué piensas hacer? pero aceptó salir conmigo a jugar una carrera peligrosa.

En casa:

Lo dije antes y lo diré ahora: ya no aguanto este sentimiento.

Me encuentro en mi habitación encerrada, recargada en la pared, sentada mirando aquel paquete entre mis manos. ¿deberia hacerlo? ¿tan mal estoy? ¿soy tan estúpida? - no pasara nada con intentar. - abrí la bolsa lentamente hasta que....

- Nat baja a comer linda. - mi padre me interrumpió.

- Ya bajo....

Mejor espere hasta el anochecer. La luna es intensa, las estrellas iluminan el cielo como fuegos artificiales. Estoy mirando el celular, por maldita suerte veo una hermosisima foto de Bruno y la tarántula vieja. Le doy like a su foto y procedo a aventar el celular a la pared, enojada, desesperada enredo mis manos en mi cabello. Miró aquel contenido a lado mio, esperando a ser consumido, lo pienso, lo tomo entre mis manos, su reflejo cristalino a la luz de la luna me aqueja.

Recuerdo sus palabras.

- me importa un bledo tu patetica vida, siempre seras un error. - siento humedas mis mejillas, es obvio que sus palabras me dañaron.

Tome un respiro y enojada quite los bedajes de mis manos. - claro que soy un error. - cerré mis ojos con fuerza dejando caer dos lágrimas al suelo. - pero tú eres mi estúpido error. Porque estoy enamorada de ti. - abrí el paquete. - La necesito. - entonces cometí un grave error. Pueden creerlo, por un problema termine llegando a este punto.

Pronto imagine a mi madre, a Rafa, ambos me miraban tristes.

- No lo hagas Nat. - mi hermano limpió las lágrimas que caían de mi rostro.

- He echo todo mal. - me sentía renovada, adicta a la peor cura de todas. Nadie escucha mi llanto por el sonido del cuarto de Kilo digo Kile. Gracias Rubiesito. - Perdonenme por todo. Los decepcione siempre. - mi madre se sentó a mi lado.

- No es tu culpa, la vida solo te ha puesto obstáculos. - ambos me abrasaron, y si de esta manera podria verlos, lo seguiria haciendo.

Mis ojos se cerraron, quede en un profundo sueño donde no encontraba un camino libre.

Al abrir los ojos me presipite a levantarme y por apresurarme me olvide de destruir aquella evidencia. Salí ya dispuesta a decir adiós.

- Hija desayunas?

- ¡Me voy de aquí! - asote la puerta. 

Llegue a la escuela, busque a Sebastián para vengarme y devolverle su traición. Pero choque con él.

- Disculpa.... Nat? - seguramente me veo fatal.

- Quitate de mi camino imbécil. - lo empuje. - por cierto el error aquí fue cruzarme en tu camino. - me aleje y allí esta.

- Natalia? - aquel chico que inicio con mi odio esta aquí, frente a mi. - tienes que escucharme... - se acerco..

- No.... tú escucha.... dile a Brenda que logró su objetivo, me quede sin nada. Mi corazón esta destrozado desde aquel maldito día, lo odio pero los odio más a ustedes. - vi a Peter.

- Naty. - me miró. - necesitamos un doctor, solo mirate.

- Yo ya tengo la única solución... y la cumpliré hoy. - bese dulcemente su mejilla y corri hacia la salida.

PETER.

- Maca? - ella me miro y brincó a mis brazos.

- Mi vida que sucede? - me besó muy alegre.

- ¿Qué sucede con Natalia?

- Dicen que tiene bastantes problemas.

- Necesita ayuda.

- Amor solo hay una persona que la puede hacer reaccionar...

BRUNO.

Estoy en la cancha de basketboll, lo recuerdo...

- Sabes yo creo que muy en el fondo la persona que Nat ama eres tú... - me quede confundido, James parecía honesto. - confía en ella. - asentí con la cabeza.

Pareciera que todo encaja pero que hago con esto. Lance el balón a la canasta fastidiado de pensar en ella.

- Bruno necesitamos tu ayuda. - Bastian, Bryan, Tomas, Víctor, Peter y Macarena entraron a la cancha sin importarles que estubiera entrenando.

- Te necesitamos.

- Para? - me valía un cuerno su preocupación.

- Creemos que Natalia piensa hacerce daño.

- ¿Y? ¿qué tiene? - los mire irónico. - ella dijo que no me metiera en su vida y eso es lo que estoy haciendo.

- Es capas de hacer cualquier cosa... no te importa? - Peter se acerco pero yo segui jugando.

- Si yo no le importo porque ella me importaría? - sonreí falsamente. Fui por mi balón para volver a lanzarlo pero...

- ¡Ya basta Bruno! - gritó Víctor quitándome el balón y lanzandolo lejos. - te estas comportando como un idiota amigo.

- Y que quieren? - los mire desafiante. - esperan que le ruegue, ya me lastimó bastante. - grite harto. - no sirvió un Carajo haberla conocido porque desde aquel día que entró a mi habitación no la puedo sacar de mi cabeza y estoy pésimo, la veo dejándose caer, me duele su comportamiento, pero que puedo hacer si ella me quiere a millones de metros de distancia.

- Buscala. - Macarena.

- Por favor? - reí sintiendo dolor. - ella esta mejor sin mi, lo dijó y me quedo claro.

- Dejaras que se vuelva a hacer daño? - Tomás.

- Eso jamas. - la buscare, voy por ti.

Mi Secreto Confidencial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora