Capítulo 40

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Al cerrar la puerta apoye mi frente contra la madera, soltando un suspiro de satisfacción. No podía sentirme más feliz y afortunado. Nathaniel me hacía sentir feliz y afortunado.

Quizás todo estaba pasando muy rápido, pero la verdad me importaba muy poco. Llámenme loco pero sentía muy en mi interior que este amor que nos teníamos era de años y no meses.

Yo había tenido una novia una vez e incluso llegue a decirle que la amaba, pero ahora me doy cuenta que no era verdad o tal vez ese amor no era tan grande. En cambio lo que yo sentía por Nathaniel era tan grande como el espacio: Verdadero, extenso y perpetuo. Aunque quizás sólo el tiempo podría confirmarlo.

Lo que Nathaniel y yo sentíamos no podía estar mal, era imposible.

El amor era lo mejor del mundo.

–Parece que alguien andaba escapado.

El sonido de la voz me asusto. Di un brusco giro y pude ver de quien se trataba.

–Felix –deje salir sorprendido– ¿Qué h-haces despierto tan temprano?

–Acabo de llegar –informo mientras mordía despreocupadamente un pastelillo. El mayor estaba apoyado en el arco de la cocina y vestía como si hubiese ido de fiesta– ¿Y tú? ¿En alguna escapada romántica de cumpleaños? –dijo en modo de broma.

–¿Qué? Oh, no –me apresure a negar– T-También salí.

–¿Con quién?

–Con Aless.

Felix me miro con desconfianza. Mi presión estaba aumentando.

–Jure haber visto el auto de Nathaniel.

Un mareo.

–Oh, se lo ha pedido prestado. Ya sabes, es un auto tan genial...

–Lo es. Aunque ¿Sabes? Es extraño que salieras sin Hanna... y vestido con pijama. ¿Es eso arena?

–Fue de improvisto, ya sabes lo alocado que es Alessandro –me apresure a subir las escaleras e intentar huir de su repentino interrogatorio–Debo apresurarme o llegare tarde a la escuela.

–¡Feliz cumpleaños! –le escuche gritar cuando ya estaba al final de las escaleras, me metí en mi cuarto y me deslice hasta que estuve sentado sobre el piso.

¿Habría sospechado algo? No lo creía. Esperaba que tuviera alguna curiosidad momentánea y luego simplemente olvidara lo ocurrido, como siempre.

Felix siempre había demostrado poco interés en Hanna y en mí. No es como si fuera un mal hermano, solo era... Mayor. Siempre era demasiado mayor para jugar con nosotros y nosotros demasiado pequeños para entender su revoltosa etapa en la adolescencia. Lo que no estaba mal, pero colocaba una barrera invisible difícil e incómoda de sobrepasar. Ahora era el hermano mayor universitario, que bromea de vez en vez con sus hermanos menores, molestándolos y siendo relajado.

Aunque fuera algo rudo de admitir, incluso a mí mismo, de pequeño siempre me había gustado Nathaniel más que Felix. Siempre me había tratado mejor y era amable conmigo, mientras que con Felix siempre parecía que lo molestábamos y se encerraba en su cuarto. Muchas veces llegue a desear que Nathaniel fuera nuestro hermano mayor y no Felix.

Pero el universo tenía algo mejor para nosotros.

Escuche una puerta abrirse y la voz de mi madre diciendo algo inteligible. Me levante del suelo y me dirigí al baño para darme una merecida ducha.

***

–¡Feliz cumpleaños, Tom y Anna!

Dijeron casi a los gritos Alessandro y Alessia antes de lanzarse sobre nosotros en un apretado abrazo. Los recibimos riendo y agradeciéndoles los buenos deseos a Sia y rodando los ojos ante el inapropiado chiste de Aless.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora