Capítulo 5

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Me encontraba en la mesa de la cocina mirando fijamente uno de los dibujos de mi cuaderno. Era un rostro mirando de perfil, con una gran sonrisa y unos ojos picaros. Nathaniel.

Suspire pesadamente. Ya lo había dibujado un montón de veces durante esta semana, pero ninguno llegaba a la altura de mi "musa", como lo había empezado a llamar. Siempre que tomaba el lápiz sus ojos venían a mi cabeza y por ahí me iba, y era un no parar. Intente un par de veces dibujar sus tatuajes, pero como no los había detallado minuciosamente fueron un total fracaso.

-Tal vez si le tomo una foto a escondidas... -susurre bajito para mí.

-¿A quién le tomaras una foto? -preguntó Hanna entrando en la cocina- Debes dejar de pensar en vos alta, Thomas.

-Ah-a nadie -tartamudee y cerré sutilmente mi cuaderno.

-¿A alguna chica?¿chico? -me miro burlona, moviendo sus cejas de arriba abajo. Tomo un cupcake de una cesta en la encimera- O tal vez... ¿a un niño pequeño? Thomas ya te dije que esas cosas no se hacen...

-¿Y si tal vez te callas? -la mención de "chico" me puso nervioso- Le q-quería tomar foto a un gato que vi hace días.

-Oh, ¿te refieres al gato gris que estaba cerca del instituto?

-¡Sí, ese! -respondí aliviado porque mi pobre excusa haya funcionado.

Hanna me sonrió de manera misteriosa y comenzó a caminar hacia la puerta.

-Deberías irte arreglando ya. Mamá dijo que a las seis nos vamos a casa de los D'angelo.

Y sin más salió de la cocina. Volví a suspirar, tome mi cuaderno y subí hacia mi cuarto. Me desvestí y me metí bajo el agua caliente de mi ducha. Hoy era la cena de bienvenida de Nathaniel. La semana había pasado volando y, como Nate prometió, me había "distraído" bastante. Hablábamos todos los días por WhasApp, durante el día y parte de la noche. Las conversaciones fluían y fluían entre nosotros, hablábamos sobre todo y nada, mi colegio y su universidad, pasatiempos, cosas que nos gustaba comer, mi afición por el chocolate... Siempre con una divertida, sincera y a veces picara curiosidad, por saber más uno del otro. Incluso ayer...

*-*

Nos encontrábamos con Hanna y los gemelos en el estacionamiento del instituto, esperando a Nathaniel. Era viernes y todos los estudiantes se habían ido lo más rápido posible, emocionados por la primicia del fin de semana. Llevábamos un rato esperando, lo que era raro porque el mayor era muy puntual.

-Es tan guapo -decía Alessia con ojos soñadores- ¿verdad que si Hany?

-Sí, lo es Sia -mi gemela rio- Y estoy segura de que te ha estado mirando -dijo, en un susurro alto de complicidad.

-¿De quién hablan? -pregunte con curiosidad.

-¡De Harry Daniels! -Contesto Alessia dando brinquitos- Es nuevo aquí, se acaba de mudar desde Seattle.

-Oh, se acaba de mudar -repitió Aless con una sonrisa macabra, tronándose los nudillos- Le tendré que dar la bienvenida entonces...

-¡Ni se te ocurra! -chillo Sia, parecía un pequeño perrito apunto de morderte en la yugular- ¡No lo vas a espantar como hiciste con George el año pasado!

-Tu estas muy pequeña para tener novio... Además tenía nombre de tonto.

-¡Tú eres el tonto! -salto enfadada- Thomas, dile que es un tonto.

Hanna y yo reímos divertidos. Las discusiones entre gemelos siempre terminaban con la inclusión del otro par de gemelos, era típico.

-Aless eres un tonto -dije calmadamente.

La Sorpresa Dell'amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora